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«Si llego a estar dentro no lo cuento». A Perfecta María González, una amievense de 72 años, la despertó esta mañana su cuñado con una noticia que todavía está intentando digerir. Y es que esta madrugada, mientras ella dormía en casa de su hermana ... , como tiene por costumbre desde hace unos dos meses, las fuertes lluvias provocaron un enorme argayo en la ladera sobre la que se asienta su vivienda, que quedó completamente destrozada. «Parece que le cayó una bomba encima», resume el alcalde de Amieva, el forista Félix Fernández, quien se desplazó hasta el lugar nada más tener conocimiento de lo ocurrido.
Fueron dos vecinas de la zona que tienen ganado en unas fincas cercanas a la casa de Perfecta quienes se encontraron a primera hora de la mañana con el desprendimiento. «Todos los días pasan por la pista de Arnañu antes de las ocho de la mañana y hoy no pudieron ni pasar», explica la mujer. Y continúa indicando cómo su cuñado le dijo que «ni se me ocurriera subir hasta la casa hasta que no llegase mi hermano para acompañarme. No querían ni que lo viera», agrega. Y no es para menos, pues la imagen del que fue su hogar durante los últimos años completamente destrozado es cuanto menos impactante.
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Sin embargo, la idea que desde esta mañana ronda la cabeza de Perfecta es el hecho de que el argayu podía haberla pillado en casa. «Hace un mes y medio que se me murió 'Deko', el perro de quince años que me hacía compañía, y fue entonces cuando decidí comenzar a pasar las noches en casa de mi hermana», explica. E indica que normalmente regresa en torno a las nueve de la mañana a su vivienda, donde pasa el resto del día hasta que regresa con su familia con los últimos rayos del sol. «El otro perro que tengo, que suele quedarse fuera, apareció por el pueblo con la cadena colgando, el pobre tiró tanto que la arrancó», relata.
Ahora, mientras trata de asimilar lo ocurrido, indica que la vivienda, ubicada a unos cien metros del núcleo rural no era demasiado antigua. «Tenía unos veinte años», apunta. Y junto a ella otros vecinos apuntan a que ya hace más de dos décadas se produjo un pequeño desprendimiento en la zona, a unos metros del de hoy. «Pero aquello fue poca cosa, nada que ver con esto», apostillan. El desprendimiento arrastró varias toneladas de tierra, rocas y árboles. Los mismos árboles que desde hacía un tiempo preocupaban a la mujer. «Tenía miedo de que cayeran sobre la casa cuando soplaba fuerte el viento», explica Perfecta, quien, por el momento, planea irse a casa de su hermana, en la cercana localidad de Parcia.
Hasta el lugar se han desplazado efectivos de la Guardia Civil, así como personal de Elecnor para cortar la línea eléctrica que pasa por el punto donde tuvo lugar el argayu. «Estamos esperando a que amaine la lluvia, pues ahora mismo no parece seguro ponerse a retirar todo el material», indica Félix Fernández, quien augura que los trabajos serán costosos debido a la gran cantidad de material desprendido, así como al estado en el que ha quedado la vivienda.
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