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LUCÍA RAMOS
PORRÚA (LLANES).
Miércoles, 23 de enero 2019, 00:13
El año no pudo comenzar mejor en casa de Pablo Ramos. Una simple llamada le alegraba el día, la semana y el mes a este joven ganadero porruano, pues al otro lado los responsables de la protectora piloñesa Animales de Oriente le indicaban que habían ... encontrado a 'Tanea', su amiga y compañera de cuatro patas, desaparecida hace más de dos años. «Cuando me dijeron que la tenían en Infiesto no daba crédito», reconocía ayer este llanisco a EL COMERCIO, sin querer ocultar la alegría que le produjo recuperar a esta perra loba de casi siete años que, para él, es mucho más que una mascota o un animal de trabajo. «Está todo el día con nosotros, en la cuadra, en el prao, cuida al ganado como si fuese una persona más, no la hay mejor», aseveraba Ramos, sin dejar de acariciar a 'Tanea', que se deshacía en carantoñas y lametazos hacia el chico.
Solo se le borraba la sonrisa del rostro a Pablo cuando rememoraba el día en que la perra desapareció de la zona donde tiene su caseta, junto a la cuadra de la familia en Porrúa. «Fue el 27 de diciembre de 2016. Recuerdo que, como todas las noches antes de marchar para casa, fui a darle de comer y no estaba. Me resultó muy extraño, pues tenía un cachorrín de un mes y no lo hubiera dejado solo por nada», relató el joven. Fue por ese motivo por lo que tanto él como sus familiares están convencidos de que alguien se la llevó y así lo denunciaron ante la Guardia Civil. «La buscamos durante días por todas partes, pero no encontramos ni rastro», indicó el joven, quien lo pasó «realmente mal» con la pérdida de una perra que crió desde no era más que una cachorra.
Tras el duro trago, la vida en la localidad llanisca siguió adelante y, poco a poco, todos se tuvieron que acostumbrar a la ausencia de 'Tanea'. Hasta este lunes. «En cuanto les llamamos vinieron corriendo y la perra se puso contentísima», relataban desde la protectora piloñesa. La perra había aparecido dos días antes, en la tarde del sábado, en la nave de obras del Ayuntamiento de Piloña, donde antiguamente se encontraban las jaulas de la protectora. Llevaba una cuerda azul de fardo y un mosquetón a modo de collar. «Le pasamos el lector y nos llevamos una sorpresa cuando pitó, pues no suele ser habitual, por desgracia, que los animales que encontramos lo tengan», relató Marcial González. La máquina de que disponen, apuntó, «es muy vieja y la pantalla no se ve», con lo que no pudieron conocer los datos del propietario de 'Tanea' hasta el lunes, cuando la llevaron al veterinario.
En cuanto recibió el aviso, a Pablo Ramos le faltó tiempo para llamar a su hermano, Alberto, e irse corriendo a buscar a su perra. «Conoció incluso el coche, pues en cuanto nos vio llegar se puso loca de contenta, lo mismo que cuando llegó a la cuadra», indicó el joven. También otro de sus perros, 'Pirulo', le dio una cariñosa bienvenida. «Parece mentira que se reconozcan y se acuerden la una del otro después de tanto tiempo», señaló el ganadero. E hizo hincapié, al igual que Marcial González, en la importancia de implantar el microchip a los perros. «Sin él, lo más seguro es que no hubiésemos vuelto a ver a 'Tanea'», aseveró. Y agradeció a todos los que hicieron posible el reencuentro, «desde los policías locales que la recogieron hasta la protectora que se hizo cargo de ella».
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