Suarías digitalizará su archivo de tonada con apoyo de la Universidad de Oviedo

A pesar de que existen particulares que atesoran numerosas piezas de tonada, como archivo, el de Suarías es único en Asturias. Las «miles de canciones» en su haber proceden de los fondos recopilados por el periodista Carlos Jeannot -fallecido en 2014- y desde abril de 2010 todos ellos se preservan de forma física en las antiguas escuelas de la localidad.

Esos materiales se emplean además con fines formativos, pues El Cantu La Jorma tiene en marcha desde hace once cursos su propia escuela de tonada. Suspendida en marzo de 2020 por la crisis sanitaria, este mes de mayo ha recuperado su actividad repleta de novedades. Son más los alumnos inscritos y estrenan además profesor, responsabilidad que recae en Celestino Rozada tras los diez años de andadura de Ismael Tomás, a quien el presidente definió como «alma» de la iniciativa.

El cambio de etapa con Rozada al frente es recibido con «mucha ilusión» y Martín Caso apunta incluso al «efecto Celestino» para explicar el tirón detectado este año. «Lo ganó todo y es muy conocido, hizo cientos de actuaciones y aporta mucho», indicó. Por el momento, la escuela cuenta con 15 alumnos frente a los 12 de 2019, si bien la previsión es llegar a la veintena. Las clases, que se desarrollan cada sábado en el pueblo, se adaptarán en función de los participantes para garantizar las medidas sanitarias. A muchas de las sesiones acudirá además el gaitero Ricardo Soberado, integrante de la asociación que contribuirá a que las clases se asemejen a una actuación real.

Entre los alumnos, llegados tanto de Asturias como de Cantabria, detectan además «mucha madera». De la escuela han salido ya campeones como Álvaro Fernández Conde o Cristina Sánchez, si bien el presidente insiste en que la meta es ante todo formativa. «Es para que la tonada perviva y se cante. Si se ganan concursos, mejor, pero la idea es formar alumnos», afirmó. El reto está ahora en atraer a los más jóvenes, pues sí cuentan con participantes de entre 20 y 30 años, pero los más pequeños continúan resistiéndose. «Queremos seguir defendiendo la canción asturiana y el baile», destacó Martín Caso. Esa es además una de sus principales bazas para alzarse con el premio a Pueblo Ejemplar de Asturias, galardón al que se presentan desde hace una década.