Secciones
Servicios
Destacamos
G. POMARADA
ARRIONDAS.
Jueves, 28 de noviembre 2019, 00:11
Las dos alertas registradas este 2019 en el hospital Grande Covián de Arriondas por la crecida del río, con evacuación del centro el 23 de enero y cierre de accesos y desalojo de la Comunidad Terapéutica el 15 de noviembre, no serán casos aislados. El nuevo protocolo diseñado para hacer frente a las avenidas, incluido dentro del plan de autoprotección global del hospital, se activará de hecho una media de dos veces cada año, estima Ángel del Río, doctor en Geografía y técnico en prevención de riesgos encargado de elaborar ese documento. Así se lo trasladó ayer a la treintena de empleados del hospital que asistieron a la segunda de las charlas destinadas a dar a conocer el plan, en este ocasión con enfoque específico hacia el protocolo antirriadas.
El hecho de que al menos en un par de ocasiones cada año el Grande Covián se enfrente a una crecida fluvial que obligue a activar las medidas de prevención no implica que el riesgo sea mayor que antaño, sino que a partir de ahora las precauciones se extremarán. «El protocolo no sirve para paliar el desbordamiento, pero sí obtenemos tiempo, lo único que podemos hacer si la situación es crítica es evacuar el centro», explicó Del Río. Esa decisión, que compete al gerente como jefe de emergencias, se adoptará antes de que el agua llegue al centro, como sucedió en 2010, cuando pacientes tuvieron que ser evacuados en canoas y lanchas.
Este enero, durante la segunda evacuación de su historia, la imagen fue radicalmente distinta: los pacientes menos graves recibieron el alta y el resto fue trasladado escalonadamente y a bordo de ambulancias a otros hospitales asturianos. La diferencia entre uno y otro momento fue la aplicación de ese protocolo, antes inexistente, apuntó el técnico. «En 2010 faltó planificación, trasladar a pacientes en lancha no se puede repetir. El protocolo actual tiene los límites bajos, pero su activación en enero y este mes no es exceso de precaución. Desde mi punto de vista fue una decisión acertada», sostuvo.
Entre los asistentes se alzaron también voces que cuestionaron la ubicación del Grande Covián, construido en una vega de inundación. La decisión, recordó Del Río, fue «política». «El hospital no se puede trasladar físicamente», les señaló, por lo que el propio personal debe conocer el nuevo mecanismo de respuesta. «Somos a nivel nacional el hospital que tiene más presente el riesgo de inundación», trasladó el técnico en prevención sobre un problema que se debe a tres factores. En primer lugar, y como «causa primordial», está su ubicación en una llanura aluvial. En segundo que la cuenca es «extensa y caudalosa» y en tercero la influencia de las mareas y el deshielo, «que fue lo que en 2010 contribuyó al desbordamiento».
Con el documento ahora implantado, quedan protocolizados desde los mecanismos de control a las respuestas a adoptar. Así, el río se vigila mediante observación directa, tarea que corresponde al personal de seguridad y que se intensifica en los días de crecida. Se realizan además medidas 'in situ' y se analizan tanto previsiones y alertas como los datos de la escala homologada y de las estaciones de Ozanes y Villamayor. A esos dos indicadores sumará Confederación próximamente una propia para el hospital, frente al edificio de la Comunidad Terapéutica.
La evolución de la crecida del río va acompañada de la activación de tres niveles, cada uno con acciones específicas a adoptar en el centro hospitalario. El nivel amarillo o de seguimiento se activa cuando el Piloña alcanza en Ozanes los dos metros y en ese momento se cancelan las nuevas sesiones en Diálisis y se da aviso al pabellón de la Comunidad Terapéutica. En la alerta naranja, decretada tras alcanzar el río los 2,5 metros en Ozanes, se advierte de la situación a Emergencias y a los cuerpos y fuerzas de seguridad, que pueden cortar el acceso desde la rotonda. También se pone sobre aviso a las ambulancias, se retiran los coches estacionados en la zona y en la planta -1 del edificio principal se inicia la retirada del material. En ese piso se encuentra el equipamiento más sensible, desde el sistema informático al eléctrico «Si el agua llega a 15 centímetros el hospital quedaría prácticamente inutilizado», recordó el técnico en prevención. En caso de que los niveles del río continúen subiendo se activaría el nivel rojo o de alerta y sería el momento de proceder a la evacuación total del complejo hospitalario.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El origen de la expresión 'joder la marrana' y su conexión con el vino
El Norte de Castilla
Los libros vuelven a la Biblioteca Municipal de Santander
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.