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Los jóvenes parragueses apenas dan pistas sobre el motivo de su disfraz. G. P.
Pueblos «unidos» por el disfraz

Pueblos «unidos» por el disfraz

Los grandes grupos de Arriondas, Toriellu, Posada la Vieja o Niembru consiguen «dar vida» a sus localidades trabajando durante meses mano a mano con sus vecinos

GLORIA POMARADA

Lunes, 13 de febrero 2023, 01:05

A partir del próximo fin de semana volverán a llenar las calles con despliegues de colorido y diversión que trascienden lo espectacular del momento, pues entrañan todo un ritual de imaginación, meses de trabajo y, sobre todo, unión vecinal. El carnaval es para los grandes grupos de la comarca una de esas fechas señaladas en el calendario, casi al nivel de las fiestas de los pueblos. La peculiaridad es que, frente a los festejos del verano, el antroxu salva una auténtica dificultad en la zona rural: reunir a vecinos durante el gris y vacío invierno. «Hacer piña es lo más importante, sino el invierno en el pueblo y en una zona turística como Ribadesella está muy parado. Es una forma de reunirse y dar un poco de vida», cuenta Laura Rodrigo, de Toriellu. Esa localidad suma 65 integrantes en su grupo de carnaval, desde un bebé a vecinos de 70 años. En verano comenzaron ya a barajar ideas y desde octubre trabajan en la confección del disfraz, del que adelantan que será «muy colorido». El celo con el que se guarda el tema elegido es común a todos los grandes grupos, entre los cuales la incertidumbre sobre el disfraz de los contrincantes va en aumento en estos días previos a la puesta de largo.

En el caso de los riosellanos de Toriellu, se estrenarán en el carnaval de la villa, el próximo lunes. «Estos últimos fines de semana estamos a tope», cuenta Laura Rodrigo. Son de hecho para todos días de coser, rematar carrozas, ensayar coreografías y pulir detalles. «Vamos perfeccionando los pequeños detalles», cuentan desde Arriondas Laura Celorio e Irene García. Su grupo alcanza las 50 personas, desde los tres a los 47 años. «Empezó la pandilla de los críos y luego se fueron uniendo los hermanos y los padres», relatan sobre el crecimiento exponencial registrado en los tres últimos años. Su propuesta, elaborada «a mano y con materiales reciclados», comenzó a gestarse ya en verano. «Pensando de qué vamos llevamos desde que pasó el Bollu, empatamos una fiesta con otra», bromean.

En la localidad llanisca de Posada La Vieja serán 40, «desde niños de cuatro años a gente de 77», explica Víctor González Cueto, quien recuerda que el suyo es el «grupo que más tiempo lleva» participando en carnavales. Los preparativos arrancaron en noviembre y «estas dos semanas estamos a tope». Del motivo del disfraz tan solo adelanta que «este año volvemos a lo que sabemos hacer y nos gusta». «Cada grupo tiene su estilo, eso es lo mejor», cuenta. Recuerda además que en el oriente «hay mucho nivel, la gente se esfuerza y cuesta cada vez más hacer algo que guste».

En Niembru han crecido esta vez hasta los 50 integrantes, de los 15 a los 70 años y procedentes tanto de ese pueblo llanisco como de los vecinos Posada, Quintana o Balmori. Trabajando llevan desde noviembre y, fieles a su estilo, prometen deleitar un año más con 'performance'. «Somos gente muy de teatro y nos gusta actuar. La temática va a ser muy diferente para que no nos encasillen. Tenemos unas ganas tremendas», adelanta Elena Gutiérrez.

Más allá de la diversión de los desfiles y los premios económicos, que reinvierten desde en las fiestas patronales en el caso de Toriellu al viaje de estudios de los niños en Arriondas, unos y otros coinciden en que «estar juntos» es la máxima satisfacción posible que depara el carnaval.

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