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Martes, 26 de marzo 2019, 00:26
Detrás del salto de calidad dado por el gochu asturcelta está el trabajo diario los criadores, que se definen a sí mismos como unos «frikis» que un día decidieron apostarlo todo a la recuperación de la raza. El parragués Nacho Ramos es uno de ellos, ejemplo de una actividad que va asentándose en el Oriente con explotaciones «de no más de cinco ejemplares adultos», explicó. «Hay unas normas que cumplir y los animales tienen que estar en condiciones», abundó. Sobre la rentabilidad, Ramos recordó que «los precios son buenos», si bien la cría de gochos asturceltas sigue siendo un «complemento». «Con esto no te haces rico», afirmó el criador de Cuadroveña.
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