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En pleno mes de agosto, cuando siempre se registra uno de los mayores picos de turismo del año y con unas predicciones del tiempo estupendas, que dan sol y mucho calor para todo el fin de semana, la playa de Santa Marina de Ribadesella, una de las más grandes y concurridas del concejo, cerró ayer al baño por recomendación del Principado. Esto debido a la presencia, en cantidades elevadas, de la bacteria E.coli. Así lo confirmaba ayer la Consejería de Salud, a través de su informe relativo a la calificación sanitaria del agua de baño de las distintas playas asturianas.
Este mismo sábado, tras realizar un nuevo análisis de calidad de las aguas, la situación se repite parcialmente. Se mantiene acotado al baño una zona, de la escalera 3 a 4, de algo más de cien metros en la zona central (la playa tiene un kilómetro de distancia), una medida que se ha decidido hacer «por precaución», según precisan fuentes municipales.
Y aunque pueda sorprender, lo cierto es que no es la primera vez que esto sucede. De hecho, también en el mes de agosto del año pasado, el arenal había lucido su bandera roja y la prohibición al baño estuvo entorpeciendo el verano, durante varios días, por la presencia de la misma bacteria, en cantidades más altas de lo permitido. La bacteria E.coli puede causar insuficiencia renal y hasta la muerte, sobre todo, en personas con sistemas inmunológicos débiles o patologías previas.
Desde entonces, el Ayuntamiento de Ribadesella viene realizando análisis sucesivos en la playa para mantener un control riguroso. Sin embargo, se trata de episodios intermitentes para los que no encuentran una explicación. Teniendo además en cuenta que las estaciones de bombeo de la red de saneamiento funcionan bien.
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