«Un país dinámico necesita una sociedad civil fuerte, que se implique»

-La 'tierrina' le premia...

-Me hace muchísima ilusión, pero me siento un poco abrumado, porque creo que tampoco he hecho tanto como para merecerlo.

-El coro marinero Manín de Llastres ha querido reconocer su labor en la Asociación de Amigos del Concejo de Colunga.

-Estoy muy contento por este premio a nivel personal, pero, sobre todo, me siento satisfecho por la asociación que hemos creado hace siete años y de la que ya formamos parte cien personas. Cuando yo estaba destinado en Estados Unidos, vi como la gente de determinada posición se compromete e implica en determinadas causas, para tratar de devolver a la sociedad lo que la sociedad le ha dado. Pensamos que crear esta asociación, centrada en la recuperación del patrimonio artístico y en las actividades culturales, era una buena vía para que la gente se comprometa con el concejo y le devuelva lo que le ha dado. Una cosa es el mundo de la política, que está muy bien, pero un país dinámico necesita una sociedad ci vil fuerte, que se implique.

-¿Qué destacaría del trabajo realizado en estos siete años por la asociación que usted preside?

-Hemos hecho conferencias; exposiciones que han requerido un esfuerzo económico importante; hemos publicado algún libro; hemos colaborado con la Cofradía de Nuestra Señora del Loreto; hemos colaborado también en la restauración del órgano de la iglesia de Lastres...Acabo de recibir un escrito de un chico de Lastres que está investigando un documento del concejo que data de 1640 y que estaremos encantados de apoyarle. Colaboramos en el premio de fotografía que concede el Ayuntamiento y también estamos metidos en el de gaitero... En fin, estamos satisfechos.

-Usted que ha recorrido mucho mundo, díganos, ¿cómo se ve Asturias desde fuera?

-Se ve una tierra con una belleza natural espectacular. Se ve también una región que ha sufrido porque muchas de sus fuentes de riqueza han sido golpeadas, pero que está haciendo un esfuerzo por reconvertirse, por hacerse fuerte en el turismo, por reindustrializarse, por atraer más inversión, por retener a los jóvenes... Pero, a pesar de las dificultades, tengo plena confianza en que las nuevas generaciones traigan un futuro de progreso para esta región, que es única.

-¿Es dificil ser embajador en un país como Arabia Saudí?

-Para un diplomático profesional es un destino muy interesante, porque Arabia Saudí se encuentra en un proceso de profunda transformación y cambio económico y social, no tanto político. Es apasionante lo que está sucediendo en el país. De hecho, están llegando muchísimas empresas españolas, que, en su estrategia empresarial, han escogido Arabia Saudí como un país por el que merece la pena apostar. Hace unos años, no había cines, ni teatros, ni conciertos, ni espectáculos, ni apenas turismo. Ahora es un país donde hay muchas oportunidades.

-¿En qué ámbitos por ejemplo?

-Se están llevando a cabo proyectos de muchísima inversión. Para las empresas españolas está siendo interesante, fundamentalmente, por el tema de la ingeniería y el diseño. Están metidas, por ejemplo, en la obra del metro de Riad, la obra de ingeniería más grande del mundo, o en la venta de barcos a la marina saudí. Pero también hay planes hoteleros muy ambiciosos, no paran de organizar espectáculos y eventos internacionales...

-¿Y los acuerdos en materia de fútbol? ¿Ayudan a derribar fronteras culturales y comerciales?

-Es un país al que le gusta mucho el fútbol. Ahí está el tema de la Supercopa o el acuerdo con LaLiga. Pero también se están posicionando en el golf o en el ciclismo. Creen que el deporte puede ser un escaparate para dar a conocer el país, que ha estado muchos años cerrado al mundo.

-¿Llegará el día en el que se escancie sidra en Arabia Saudí?

-(Risas). El alcohol está prohibido, pero en las casas sí se puede tomar. Nosotros hemos tenido una delegación importante de la Cámara de Comercio. Allí tenemos a muchos empresarios individuales, pero colectivos como éste de empresarios asturianos no tantos. En relación con Asturias, estamos trabajando además en un tema cultural importante.

-¿Cómo se separan los intereses comerciales de los derechos humanos?

-Es una línea complicada. Pero en la Unión Europea estamos teniendo un diálogo con Arabia Saudí en relación a este tema. Un diálogo importante, no reuniones de media hora. Se habla de derechos humanos, de la situación de la mujer, de la pena de muerte... Claro, que hay problemas, no vamos a mentir. Pero las cosas van cambiando. Actualmente, el 38% de la fuerza laboral son mujeres; estaban en el 16%. Para nosotros este tema es una prioridad, porque estamos convencidos de que, a medida de que las mujeres vayan ganando espacio, serán un factor poderoso de transformación del sistema.