José Carlos García-Ramos muestra el ictiosaurio hallado en Villaviciosa.

El Muja arma el puzle de un reptil de 190 millones de años

La experta Marta Fernández recompone junto al equipo científico los restos del ejemplar hallado en Ribadesella

Gloria Pomarada

Viernes, 10 de noviembre 2023, 01:13

Vivió hace 190 millones de años y su aspecto se asemejaba a una mezcla entre un delfín y un pez espada actual. La descripción corresponde a un ictiosaurio, un reptil marino del Jurásico inferior hallado en los acantilados de la playa riosellana de Vega. Fue ... un particular, José Antonio Sánchez Fernández, quien localizó los primeros fragmentos en 2015 y dio aviso del descubrimiento al equipo científico del Museo del Jurásico de Asturias (Muja), integrado por José Carlos García-Ramos y Laura Piñuela. Tras un minucioso trabajo de campo en los acantilados, el ictiosaurio yace estos días en el área de investigación del museo colungués, fragmentado en un sinfín de pequeñas piezas que la paleontóloga argentina Marta Fernández –una de las mayores especialistas mundiales en reptiles marinos– se encarga de recomponer. Su tarea es como «armar un gran rompecabezas» que, a base de paciencia y trabajo, va desvelando una imagen. Solo en la cabeza, parte en la que ayer se afanaba, ha contado 64 huesos. El «azar y la naturaleza», explica Fernández, devolvieron parte de las piezas del puzle, pero «deformadas y rotas». Ahora, explica, toca «reconstruir».

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Una vez finalizado el trabajo de preparar los fósiles, que desarrolla junto al equipo científico del Muja y gracias al respaldo de la Viceconsejería de Cultura, llegará el momento del estudio y la clasificación. Fernández adelanta dos datos: el ejemplar medía al menos 1,5 metros y estima que será el «segundo más completo» de la Península Ibérica. El primero apareció en Villaviciosa y forma parte de la exposición del Muja. Mide tres metros y se trata de un leptonectes, género distinto al actualmente en estudio. «Por la aleta, el cráneo y los dientes es diferente al de Villaviciosa», explica Fernández.

Laura Piñuela, Marta Fernández y José Carlos García-Ramos, junto a las piezas del ictiosaurio. G. P.

Una paleontóloga de prestigio internacional con raíces canguesas

Natural de La Plata, en Argentina, la paleontóloga Marta Fernández no solo ha encontrado en el Muja aliados en sus investigaciones sobre ictiosaurios. A través del equipo pudo también indagar en sus raíces asturianas, pues desciende de emigrantes del pueblo de Xedré, en Cangas del Narcea. Tras dos estancias previas en 2005 y 2015, esta es la tercera vez que visita el Muja, centro que incluso dedica un panel a su trayectoria. Su vocación científica se despertó siendo una niña, en sus visitas al Museo de La Plata, del que es vicedirectora desde 2018. Bióloga de formación, es también profesora en la Universidad Nacional de La Plata e investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Argentina. Ha participado además en campañas de excavaciones en la Antártida.

El hecho de que en la costa oriental asturiana apareciesen dos ictiosaurios de tal valor es para la paleontóloga prueba de la «riqueza» y la «gran potencialidad fosilífera» que atesora. «En un fragmento muy chiquito de costa hay dos especies de ictiosaurio», subraya. A esos dos ejemplares se suman otras quince evidencias, si bien no tan completas. Fernández destaca además que los ictiosaurios «de esa antigüedad» solo se han encontrado en la costa asturiana. «La historia de los ictiosaurios es como ver una película en la que se perdió una escena», compara. En Asturias, continúa, se conservó un fragmento de esa parte perdida y es en su recuperación en la que están trabajando.

Conferencia el sábado

La paleontóloga subraya además la importancia de estudiar los ictiosaurios por proporcionar «una pista de cómo funcionaban los ecosistemas en el pasado». Esos reptiles marinos –que no son dinosaurios y que no llegaron a coexistir con ellos– terminaron extinguiéndose y la pregunta que se abre es por qué. La hipótesis, abunda Fernández, es que se produjo un «cambio ambiental» que quebró la cadena trófica y «no pudieron subsistir». Como dato «sorprendente» y singular de los ictiosaurios destaca además su aleta, compuesta por 150 huesos, lo que «no se volvió a repetir en la evolución». Otra curiosidad es la investigación en la que participó sobre las aletas durante la pandemia, desarrollada a través de algoritmos empleados en redes sociales, lo que permitió estudiar la conexión entre los numerosos huesos.

Este sábado a las 17.30, dentro de la programación de la Semana de la Ciencia, Marta Fernández ofrecerá en el propio Muja una conferencia abierta al público sobre esos «reptiles marinos con forma de pez» a los que ha consagrado sus investigaciones.

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