Celso Fernández, a la puerta de su negocio de la calle San Pelayo. E. C.

Celsín el de La Sifonería deja triste y huérfana a Cangas de Onís

El popular hostelero ha fallecido este domingo a los 76 años

Octavio Villa

Gijón

Domingo, 17 de marzo 2024, 13:29

Hay personajes en las villas y pueblos asturianos que definen el espíritu de la comunidad. Celso Fernández Sangrador, 'Celso el de la Sifonería', es uno de ellos. Cangas de Onís le crió y se metió en sus venas con su gente y sus tradiciones, y ... él lo devolvió multiplicado durante toda su vida. Más allá de ser un popular hostelero, que lo era, Celso era también la encarnación del espíritu más alegre y un tanto burlón del oriente asturiano. Hoy, tras una enfermedad de la que pocos supieron, ha dejado a sus familiares, a sus amigos, y a toda Cangas de Onís sumidos en el dolor, a los 76 años, que parecen pocos para lo mucho que hizo en vida.

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Fue hostelero al frente de un negocio, La Sifonería, que creó con su esposa, Marga Cimentada, hermana de Josefina, la propietaria de la ovetense Galería Cimentada, y que ahora, ampliado y convertido en un referente del buen yantar en el Oriente asturiano, gestionan sus hijas, herederas de su bonhomía y de su humor. La Sifonería fue y es un referente, además del buen comer y buen beber, como casi museo etnográfico de la hostelería y del Oriente. Desde detras de su bañal de mármol trocado en barra de bar, Celso siempre tenía oídos para todos y anécdotas del entorno que al visitante le permitían, mientras se tomaba un vino rodeado de 3.000 sifones, adentrarse en la idiosincrasia de la comarca.

Fue, también y casi se podría decir que ante todo, un dinamizador cultural (lo mismo él hubiese mandado a hacer gárgaras a quien le llamase así a la cara). Pero lo era. Rey Melchor en la cabalgata de Cangas, organizador del Día Mundial de la Poesía en su pequeño establecimiento de la calle San Pelayo (hoy muy ampliado), inventor de fiestas hoy arraigadas, como la de La Pinza, cofrade porteador del ramu en la procesión de San Antonio, fiesta de la que fue emocionado y emocionante pregonero en 2013, homenajeador de todo aquel que en Cangas tuviese algún mérito, acérrimo del Real Oviedo y del Cánicas, Celsín, que así se le conocía en la capital canguesa, vivió una vida plena que hace que hoy todos quienes le conocieron lamenten su fallecimiento, pero le recuerden con una sonrisa, la misma con la que él siempre recibía a todos.

Su funeral de cuerpo presente tendrá lugar este lunes, a las 12 del mediodía, en la iglesia parroquial de Cangas de Onís.

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