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guillermo fernández
Domingo, 23 de junio 2019, 19:53
En una mañana con diversos semblantes en la bóveda celeste y elevada temperatura, la parroquia de Llanes celebró este domingo la solemnidad litúrgica del Corpus, la fiesta por la que desde hace 773 años la Iglesia proclama la fe de sus creyentes en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento.
Superado el mediodía, la basílica acogió una misa oficiada por el párroco, Florentino Hoyos, y cantada por el coro parroquial. Entre los asistentes se encontraban el medio centenar de niños que este año recibieron la Primera Comunión. Por las calles del casco histórico, cientos de vecinos, turistas y visitantes no perdían detalle de una alfombra floral de casi un kilómetro por donde más tarde iba a transitar la procesión. Utilizando pétalos de flores y serrín de varios colores, el tapiz fue elaborado por decenas de voluntarios durante más de seis horas, desde las cinco de la madrugada hasta el mediodía.
La comitiva salió de la plaza de Cristo Rey y transitó por Posada Argüelles, las plazuelas de Santa Ana y la Magdalena, las calles Mayor, Manuel Cue, El Muelle, Mercaderes y la plaza de Parres Sobrino.
Abría el cortejo el entusiasta Rafael Sobrino Álvarez 'Falín' en el traslado de una voluminosa cruz. Por detrás se hacía visible el poderío de la parroquia de Llanes con la presencia de once estandartes de diferentes congregaciones y cofradías. Escoltando las vistosas telas caminaban los niños y niñas de la Primera Comunión y los miembros del coro parroquial. José Alberto Santiago 'Canene' llevaba el farol municipal con el que abría paso, e iluminaba, a un palio de seis apoyos en el que se cobijaba el sacerdote enarbolando la Custodia. El alcalde de Llanes, Enrique Riestra Rozas, y concejales de diferentes grupos políticos, así como un elevado número de fieles, cerraban la comitiva.
La procesión realizó tres paradas en otros tantos altares presididos por una imagen del Corazón de Jesús, cada uno de ellos, y situados en las plazas de Santa Ana, la Magdalena y Parres Sobrino. A los pies del ara de Santa Ana, barrio vinculado con la marinería durante siglos, se veía un gran circulo en cuyo interior se adivinaba el timón de una nave rodeado por un frenesí floral de todos los colores. En el altar de la plaza de la Magdalena, sobre un fondo de serrín teñido de verde, aparecía una representación de la Custodia y dos caras del Niño Jesús. Y en la plaza de Parres Sobrino se llegaba al altar flanqueando un camino formado por espadaña, espárrago y pétalos de rosa y dejando atrás dieciséis centros florales de calas, hortensias y ramas de boj.
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