2.000 jóvenes despiden la Jornada Eucarística en Covadonga: «Esta experiencia me ha cambiado la vida»

En el corazón de miles de jóvenes alberga una gran curiosidad por acercarse más a la Iglesia y «conocer a Dios». Sin embargo, las herramientas para lograrlo no están siempre al alcance de todos. Por tal motivo, este año se ha celebrado por primera vez una Jornada Eucarística Mariana Juvenil (JEMJ) en el Santuario de Covadonga, que ha permitido a unos 2.000 jóvenes de todas partes de España, y algunos provenientes incluso del extranjero, lograr este objetivo. Un objetivo que ellos tenían muy claro, pues ni la lluvia fue motivo para dejar de realizar las actividades planificadas al aire libre. De rodillas, mojados y orando, así disfrutaron muchos lo que, según sus propias palabras, fue «una experiencia inolvidable».

Esta jornada pensada para jóvenes de entre 14 y 30 años dio inicio ya el pasado 5 de julio y ha culminado este domingo con la satisfacción de haberle cambiado la vida a este gran grupo de creyentes. «Me ha encantado tener esta experiencia. Siento que me ha cambiado la vida. No soy la misma persona que cuando llegué hace tres días. Antes pensaba unas cosas y ahora pienso otras y me siento más cerca de Dios», comentó emocionada Mónica Ramos, quien vino de Valencia.

La felicidad y la alegría en sus rostros se percibía. Algunos incluso no pueden esperar para volver a apuntarse a una próxima jornada. «Estoy convencida de que lo repetiría mil veces. Siempre se dice que los jóvenes de hoy en día no creemos en Dios, y aquí estamos para demostrar que eso es mentira y que somos muchos quienes tenemos la intención de conocer más a fondo nuestra Iglesia», indicó la gijonesa Deva Otero Campos, que agregó que «yo he notado como el orar y esa adoración a Dios, te cambia por dentro».

Otros han cruzado fronteras, cambiado de continente y aguantado largas horas en avión para poder vivir este retiro. Ese es el caso de Aston Courney, un joven americano de 20 años que ha venido de Florida con un amigo y ha quedado enamorado de Covadonga y de Asturias. «Esto que viví no lo puedo explicar con palabras, simplemente sé que me tocó por dentro y que se lo recomendaría a cualquier joven que me preguntara. Es algo que vale la pena vivir. Estuve con irlandeses y con otros grupos de extranjeros y todos coincidimos en lo mismo. Es fascinante», señaló entusiasmado.

Hubo grupos acreditados procedentes también de Suiza, Francia, República Checa, Italia, Irlanda, Dinamarca, Ecuador y Holanda. Los sacerdotes que guiaron el grupo explicaron también sus razones para venir a la primera JEMJ. «Esta jornada es una oportunidad muy buena para que, sobre todo los adolescentes, tengan una experiencia de fe este verano. Yo soy de Chile pero vivo en Roma y desde que supe que se iba a realizar esta actividad, hice todo lo posible por venir. Es algo muy bonito porque se percibe la fe de la juventud. Tenemos muchos jóvenes muy valiosos que están aquí simplemente porque quieren tener una relación más cercana con Jesús», comentó el padre Rodrigo Miranda.

Esta impresión positiva que se ha llevado Miranda la comparte también la hermana Beatriz Liaño del propio Arzobispado de Oviedo. Ella estuvo encargada de recibir a los jóvenes y organizar parte del encuentro. «Estoy feliz de haber visto lo que vi. Ha sido impresionante y gratificante ver a miles de jóvenes bajo la lluvia en la explanada del Santuario abiertos a una experiencia nueva con Jesucristo, para finalmente irse de aquí habiendo entendido que Jesucristo es el único capaz de dar sentido a sus vidas», explicó Liaño.

La JEMJ nació como una herramienta al servicio de la evangelización de los jóvenes para que puedan conocer a Dios y a su Iglesia. Hoy los actos empezaron con una adoración eucarística dirigida por el padre Rafael Alonso, seguida de una santa misa de clausura presidida por el propio arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y una comida de despedida en la explanada del Santuario. El balance de esta primera jornada ha sido tan exitoso que desde el Arzobispado de Oviedo no dudan en volver a realizarla «en cuanto se tenga la oportunidad».

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