Cien años de leyenda indiana en Colombres

El centenario de la muerte de Íñigo Noriega Laso, el más emblemático de los emigrantes de Ribadedeva, será conmemorado en los próximos meses

GLORIA POMARADA

Viernes, 4 de diciembre 2020, 09:59

Un 4 de diciembre de 1920 fallecía en Ciudad de México Íñigo Noriega Laso, indiano por excelencia de Ribadedeva y uno de los más acaudalados empresarios del país azteca. En estos cien años, la leyenda que ya le acompañó en vida no ha ... hecho más que aumentar, como también el reconocimiento que le profesan en su concejo natal. Con motivo del centenario de su muerte, el Ayuntamiento tenía previsto para estas fechas un acto conmemorativo que la pandemia ha obligado a aplazar. «Por la tesitura ahora no se puede, pero no queremos dejarlo. Se hará a principios del próximo año o en la Feria de Indianos», explica el alcalde, Jesús Bordás, sobre un homenaje que incluye la colocación de un busto, así como placas en los edificios y lugares vinculados a la vida de «uno de los más prósperos e influyentes» indianos.

Publicidad

Basta con poner un pie en el centro de Colombres para comprender el legado de Íñigo Noriega Laso. En la Plaza Manuel Ibáñez y Posada se levanta la Quinta Guadalupe, imponente casona indiana nombrada en honor a su esposa y actual sede del Archivo de Indianos. Los inicios de Noriega Laso distan sin embargo de la opulencia de ese inmueble. Nacido en 1853 en Colombres, emigró a México a los 14 años. En su Diccionario Biográfico, la Real Academia de la Historia recoge que comenzó trabajando en una tienda, para fundar a los 18 años su propio negocio. Los relatos que acompañan a su figura cuentan que su notoriedad comenzó mientras regentaba una cantina, en la que arrancó las puertas para burlar el cierre fijado en la medianoche. A esa anécdota se atribuye que en él se fijase el presidente de la República, Porfirio Díaz, quien más tarde le autorizó a desecar el lago Chalco para sembrar maíz y alfalfa. La operación fue seguida de la fundación de más negocios, desde fábricas textiles a minas y haciendas, pasando por dos localidades, Colombres y Ciudad Reinosa. En sus propiedades llegó incluso a contar con ejército y ferrocarril. No menos provechosa fue su vida personal, pues fue padre de once hijos legítimos, aunque se le atribuyen decenas más.

El que fuese considerado como «segundo conquistador de México» no pudo sin embargo con la revolución de Emiliano Zapata. Terminó perdiendo fortuna y propiedades y se exilió en Estados Unidos, donde de nuevo la leyenda da cuenta de su carácter, pues recoge que fue sheriff de Cameron County, en Texas.

Al otro lado del charco, en su Ribadedeva natal, construyó en 1906 la Quinta Guadalupe, que llegó a ofrecer al derrocado Porfirio Díaz como residencia. Ni el que fuese presidente de México durante tres décadas ni el propio indiano llegaron nunca a ocuparla, pero en ella ha quedado reflejada la «personalidad de su constructor», explica Santiago Romero, director de la Fundación Archivo de Indianos-Museo de la Emigración. «Aunque encargada desde México, él siguió de cerca las obras y puso su sello», abunda. La mansión está así repleta de iconografía que evoca desde el viaje a ultramar a alusiones históricas y mitológicas. «Es una personalidad tan poderosa que impregna la identidad de Colombres», destaca Romero sobre el indiano, que también creó en la villa la Escuela de Comercio. «Se inauguró en el año 1908 con 21 alumnos», abunda el alcalde.

La de Íñigo Noriega Laso fue una historia de éxito que no todos los emigrantes asturianos consiguieron alcanzar. La memoria de aquellos sin fortuna, olvidados a ambos lados del Atlántico, se preserva ahora en el Museo de la Emigración de la Quinta Guadalupe. Porque el Archivo, recuerda Romero, es «algo más que indianos, son muchos los protagonistas de la emigración».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad