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Mónica Ramos inauguró su zapatería de Arriondas en noviembre. X. CUETO
«Ilusión y resistencia» para abrir negocio en plena pandemia

«Ilusión y resistencia» para abrir negocio en plena pandemia

En Parres, Cangas de Onís y Cabrales bares y tiendas han desafiado la crisis y «capean el temporal» a la espera de «tiempos mejores»

G. P.

CANGAS DE ONÍS.

Domingo, 14 de marzo 2021, 01:41

A Merche Martínez y Alfredo Fernández, la irrupción de la pandemia y el consiguiente estado de alarma les sorprendió cuando su bar de Arenas de Cabrales llevaba tan solo un mes abierto. A la parraguesa Mónica Ramos, con un proyecto para abrir una zapatería en Arriondas ya encaminado al que se negó a renunciar y que logró materializar finalmente durante la segunda ola, en noviembre. Hace apenas dos semanas, Ángel Jiménez levantaba la persiana de su nueva cafetería en Cangas de Onís, desafiando un año negro y todas las perspectivas de crisis. «No lo vi muy mal y decidí tirar hacia adelante e intentarlo», cuenta el recién estrenado hostelero. Su café, El Triskel, ubicado en el parque de la ciudad canguesa, ocupa el local de un negocio en traspaso que Jiménez vio «viable». «Trabajaba en una empresa que estaba con expediente de regulación de empleo. Ya tenía experiencia en hostelería y este negocio está en un sitio muy céntrico. Hay que ver el vaso un poco lleno», indica.

«¿Sigues adelante?»

En sus primeros meses de andadura, Mónica Ramos Calzados está siguiendo la máxima de ir «con pies de plomo», pero no por ello disminuye una «ilusión» que se remonta dos años atrás, cuando comenzó a idear el proyecto. «La idea estaba antes de la covid, pero pasó esto y la gente me decía: '¿Sigues adelante?'», cuenta. La respuesta fue afirmativa y, por el momento, se muestra «contenta». «Arriondas respondió muy bien y creo que van a venir tiempos mejores. Toca resistir», afirma Ramos.

El cabraliego bar Los Guías comenzó su andadura el 7 de febrero de 2020 y desde entonces, el matrimonio que integran Merche Martínez y Alfredo Fernández va «capeando el temporal» y «trabajando mientras se puede». «Nos pilló cuando llevábamos abiertos un mes y pensábamos que la cosa iba a ser más corta. Está complicado, pero hay que tirar para adelante», dice Martínez. En su caso, continúa, cuentan con la ventaja de que el local es de su propiedad y ambos son los dos trabajadores habituales. «Teníamos a una empleada que estuvo en verano y queremos volver a contar con ella ya», indica.

Lo que sigue intacta en este negocio familiar es la «ilusión» por contar con un bar propio y generar actividad en la zona. «Lo haces por tus hijos», confiesa Martínez.

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