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G. POMARADA
CANGAS DE ONÍS.
Sábado, 11 de febrero 2023, 01:21
La del maestro Nicolás Diez Valbuena es la historia de un hombre marcado por la tragedia que engendran, sin excepción, los totalitarismos. Nacido en la localidad leonesa de Vega de Gordón en 1891, ejerció como maestro en pueblos de Parres y Cangas de Onís como Llau-Vallubil, Següencu y San Juan de Parres, hasta que en 1934 pasó a ejercer su labor docente en la Escuela Graduada de Ceares, en Gijón. La guerra civil fue la primera de las desgracias en cruzarse en su camino. En la madrugada del 23 al 24 de septiembre de 1937 el maestro ponía rumbo a Rusia como acompañante del millar de 'niños de la guerra' evacuados desde El Musel. A la entonces Unión Soviética llegaron cerca de 3.000 menores españoles buscando una seguridad que su país, en plena contienda, les negaba. En la Unión Soviética, lejos de la ansiada protección, Nicolás Diez Valbuena terminó encontrando la muerte en 1942, víctima de una represión revestida de otro signo, pero idéntica en esencia.
La trágica historia la ha recuperado su nieto, Gonzalo Barrena, autor junto a la periodista María de los Llanos Kasheeva de la obra 'Nicolás Diez Valbuena. Memoria incompleta de un maestro', editado por La Memoria del Norte. «La paradoja es que es un cenetista que huye de la guerra civil, pasa cuatro años felices allí y luego la fatalidad interrumpe de nuevo las vidas», explica Barrena, profesor de Filosofía en el IES Rey Pelayo de Cangas de Onís. La «paranoia de los dictadores con su pueblo» o el «silencio cómplice de la sociedad» que frustraron vidas como la de su abuelo son solo parte de los temas de un libro que, para Barrena, versa fundamentalmente sobre la «cancelación por disidencia».
En el caso del maestro, fue denunciado por «desafección al régimen» y sufrió por ello la «represión estalinista». Fue enviado a un gulag y en el traslado de uno de esos campos de trabajo a otro falleció por neumonía, según el relato que han logrado reconstruir.
Por las lagunas que existen, al no haber podido acceder los autores a expedientes de archivos rusos, es una «memoria incompleta» que Barrena pudo ir completando mediante los recuerdos de su madre, alumnos y documentos. «Como todos los hijos de exiliados, tengo un poco de mala conciencia porque pregunté poco. No pregunté lo que debía en su momento y ahora ando mendigando trozos de información», cuenta.
La necesidad de escuchar es una de las enseñanzas que, como profesor, trata de trasladar a sus alumnos. En la cancelación por disidencia que aborda la obra reside además el hilo que permite trazar paralelismos y la necesaria reflexión sobre el momento actual. «Estamos reviviendo la cancelación de las opiniones que no se someten al poder. La discrepancia es una clave de la humanidad», sostiene Barrena. Y esa humanidad, recuerda, «sigue sin resolver los conflictos sin el sufrimiento de la sociedad civil».
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