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GLORIA POMARADA
ARRIONDAS.
Miércoles, 20 de noviembre 2019, 00:15
Conscientes de que en la gran inundación de 2010 al Hospital Grande Covián de Arriondas le «pilló el toro», en el centro de referencia del área sanitaria VI emprendieron una revisión de su capacidad de respuesta, una tarea que se ha materializado en un plan de autoprotección global con un protocolo específico para hacer frente a las riadas. Desarrollado a lo largo de 2018, el plan ha tardado poco en estrenarse. En lo que va de año se ha activado ya en dos ocasiones, una el 23 de enero, cuando el hospital vivió la segunda evacuación de su historia, y otra este mismo viernes, cuando la crecida del río Piloña obligó a desalojar la Comunidad Terapéutica y a cerrar el acceso desde la rotonda. «El viernes se tocó levemente el nivel de prealerta, la Guardia Civil cortó el tráfico y al llegar el fin de semana se dieron altas ordenadas, creo que quedaron 39 pacientes al final», explica Ángel del Río, doctor en Geografía y técnico en prevención de riesgos encargado de elaborar el plan de autoprotección.
Del Río, en Arriondas desde 1997, entiende que con un hospital construido en la «vega de expansión» del Piloña se encuentran ante «un problema latente» y que no existe «posibilidad de control» más allá de la prevención. «Está construido en zona inundable, es lo que hay y con lo que tenemos que convivir. Lo que hay que procurar es que los pacientes no vean afectada su seguridad y en el caso de que haya que trasladarlos se haga ordenadamente y con tiempo», explica. Para conseguir esa meta y evitar imágenes como las de 2010, cuando los pacientes abandonaron el centro a bordo de canoas, en Arriondas disponen ahora de herramientas con las que «prever el crecimiento y la tendencia» del cauce. Tanto Del Río como el responsable de mantenimiento se ocupan «diariamente del control de las previsiones» e incluso, en los días en que se esperan lluvias, el vigilante de seguridad trabaja «a pie de río». «Realiza la medición con un metro o con láser. Eso da idea de a qué distancia está el río del paseo», señala el técnico en prevención.
A la espera de que la Confederación Hidrográfica termine de instalar una estación de control frente al hospital, las dos determinantes son las anteriores al centro, las de Ozanes y Villamayor. «Son las que nos adelantan cómo va a ser la crecida de aquí. Con lo que pase en Ozanes podemos tener un cálculo de que aproximadamente en una hora eso va a pasar aquí», detalla. En base a todos los parámetros se han establecido tres niveles: de alerta o rojo, de prealerta o naranja y de seguimiento o amarillo. Para cada una de esas fases existen pautas concretas de actuación, que comienzan con un seguimiento detallado durante el nivel amarillo. También en ese momento se cancelan las nuevas sesiones en Diálisis y se da aviso al pabellón de Salud Mental -o Comunidad Terapéutica-, las dos áreas «más sensibles» del hospital.
Con la alerta naranja se procede a dar aviso de la situación a Emergencias y a los cuerpos y fuerzas de seguridad, que pueden cortar el acceso desde la rotonda. También se retiran los coches estacionados en la zona. En la planta -1 del edificio principal se inicia a la par la retirada del material. Se da la circunstancia que en ese piso se encuentra desde el sistema informático al eléctrico. Si el río sigue subiendo y se alcanza el nivel rojo llegaría el momento de proceder a la evacuación total del centro hospitalario.
Todo el proceso es seguido por el comité de emergencia, integrado por la dirección, el ingeniero y el técnico en prevención, que se reúnen en el centro de control, una sala en la parte más alta del hospital. «Vemos cómo es la tendencia, analizamos en conjunto todas la variables», que van desde las mareas a los espesores de nieve, explica Del Río. En función de todos los factores, «el gerente dicta las órdenes oportunas a los equipos de intervención, que están constituidos por trabajadores», abunda.
El plan de autoprotección entra ahora en su fase de implantación, que pasa por «darlo a conocer» a la plantilla. De hecho, ayer mismo se celebró una primera jornada que tendrá continuidad con más sesiones a lo largo de los próximos meses, centradas tanto en el protocolo específico de inundaciones como en el de incendios o el helipuerto.
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