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ROSANA SUÁREZ
Cangas de Onís
Domingo, 12 de junio 2022, 18:24
Han pasado 35 años ya desde aquel fatídico día. Fue el 12 de junio de 1987 cuando un accidente de helicóptero se llevó la vida de siete personas y cuatro perros mientras participaban en un operativo de búsqueda de un niño desaparecido en los Picos ... de Europa. La mala suerte quiso que los nombres de Juan Carlos González, Corsino Suárez, José Ramón Renobales, Joseba Zabala, Luis Ángel Díaz, Javier Gallastegi y Lourdes Verdes figuren en el monolito 'Estela' de Joaquín Rubio Camín, levantado en las inmediaciones del lago Enol.
Vascos y asturianos «unidos en el dolor», pero manteniendo vivo el recuerdo, ya que como señalan «quienes no se olvidan nunca mueren», se dieron este domingo cita en el acto organizado por la Unidad Canina de Rescate del Principado de Asturias (UCRPA) para conmemorar un año más el aniversario del trágico accidente en el que perdieron la vida estas siete personas y los cuatro canes que les acompañaban -'Bizkor', 'Lon', 'Ator' y 'Heny'- durante el operativo de búsqueda del ovetense de 13 años Germán Quintana, desaparecido en los Picos de Europa hace 35 años durante una excursión escolar.
El accidente aéreo más grave de Asturias se produjo tras una infructuosa búsqueda; habían decidido darla por terminada hasta el día siguiente debido a las malas condiciones meteorológicas. El piloto del helicóptero, los cuatro guías caninos del Grupo de Perros de la Ertzaintza y el primer responsable técnico de Protección Civil que había tenido el Gobierno del Principado de Asturias se disponían a regresar a Cangas de Onís, donde tenía la base el helicóptero. Y nada más despegar, el aparato contratado por la Ertzaintza chocó contra la montaña y cayó, falleciendo todos en el acto. Entre ellos estaba Lourdes Verdes, madre de la presentadora Anne Igartiburu, quien tenía 18 años entonces, y el hijo del que fuera senador del PNV por Bizkaia Carmeno Renobales. El accidente añadió aún más dolor a la desaparición de Germán Quintana.
Aquel 12 de junio de 1987 es un día que familiares, amigos y compañeros recuerdan con tristeza, pero en el que también reivindican la labor de quienes fallecieron: «Un equipo de valientes que dieron su vida por rescatar otra». Un momento especial, de encuentro para las familias de las víctimas que aquel accidente dejó destrozadas, pero que tuvieron la fuerza para tirar hacia delante y que el destino unió en los Lagos de Covadonga. Al pie del pico Sohornín, en las inmediaciones del lago Enol donde perdieron la vida, empezó a las once de la mañana el homenaje a las víctimas del siniestro con una ofrenda floral en el monumento levantado en su memoria, para después dirigirse al Mirador de la Princesa, donde fue descubierta una placa conmemorativa que refleja «el orgullo y el honor de lo que representaron».
El trágico suceso que conmocionó tanto a Asturias como al País Vasco fue el germen para la creación de la Unidad Canina de Rescate del Principado de Asturias en 1988, un servicio vital para que muchas misiones posteriores hayan tenido un final distinto. La labor continua y altruista que desempeñan los integrantes de este grupo que solo se ve en los momentos dramáticos, desde la búsqueda de desaparecidos a derrumbes por explosiones de gas, argayos o colapsos de estructuras, les ha convertido en un referente a nivel nacional.
El 7 de junio de 1987 era domingo. Germán Quintana, sus padres y hermana vivían frente al colegio Loyola de Oviedo, de donde partía la excursión rumbo a los Lagos de Covadonga. A algunos niños los acompañaban familiares y otros, como Germán, iban solos con una autorización firmada por los padres. José Arturo y María Lourdes le dejaron a pie del autobús y se marcharon al restaurante que regentaban sin sospechar que sería el último día que abrirían el local.
En un momento determinado de la excursión organizada por la Asociación de Padres del Loyola, cuyo destino era el mirador de Ordiales, se perdió la pista del pequeño. Nunca más volvió a saberse de él. La investigación ni siquiera pudo determinar con certeza si Germán comenzó la ascensión ya rezagado o si se descolgó una vez comenzada. Si bien algún montañero asegura haberlo visto sentado bajo un árbol, tranquilo, probablemente descansando, solo.
«Sin rastro»
Una vez el grupo volvió al punto de partida se hizo un recuento y faltaba un niño. Los responsables de la excursión se percataron de la ausencia de Germán hacia las 14.30 horas, a la vez que en las montañas se desataba una brusca tormenta. Aquel día primaveral se transformó en invernal. A la lluvia se unió una espesa niebla que dificultó la visibilidad y el termómetro bajó de más de 20 grados a cero. Germán sólo llevaba una camiseta, un jersey fino y una toalla; nada de comida. Se le buscó pese al temporal que arreció muy fuerte en la cornisa cantábrica los días siguientes, sin encontrarse ni rastro del niño ni tampoco de sus pertenencias.
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