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ROSANA SUÁREZ
Martes, 6 de septiembre 2022, 01:18
Los bosques del Sueve representan un patrimonio único. Allí se encuentra la mayor concentración de tejos de Europa y una de las masas forestales más antiguas del continente, formado por más de 8.000 tejos y una superficie de 80 hectáreas. En el Centro de Interpretación, en Gobiendes, se encuentra su gerente, Julio Fernández que, desde el año 2013, da a conocer de primera manos los secretos y curiosidades que esconde este balcón natural al Cantábrico. Sus rutas de senderismo adentran al visitante hacia el corazón de la fauna y flora de esta sierra.
Desde el Mirador del Fito parten sus rutas. La primera de ellas, hacia el Hayedo de la Biescona, el de menor altitud sobre el nivel del mar de España. Que este milenario bosque se logre a escasos 200 metros del mar se debe a que la Sierra del Sueve discurre paralela al Cantábrico y a escasos cuatro kilómetros. Esto hace que se produzcan nieblas que aportan la humedad necesaria.
Hasta el picu Pienzu llega la segunda de las rutas, la cumbre más alta y cercana a la costa asturiana con 1.161 metros. La llegada al bosque de tejos sería una continuación de la ruta anterior. Allí se pueden ver también acebos centenarios, que llegan hasta los 25 metros de altura. Además de las peculiaridades ya mencionadas, el Sueve es la única sierra de Asturias que cuenta con gamos y donde se puede ver el ritual de la ronca, pero también es el origen del asturcón.
Aunque se repoblaron varios montes con estos cérvidos entre los años 1955 y 1960, fue solamente aquí donde se aclimataron y adaptaron a las condiciones de este territorio de roca caliza. Es fácil toparse con alguno de los numerosos gamos que pueblan esta sierra. En concreto, desde la ruta del Alto La Llama a la Majada de Espineres, en la Laguna del Potril -laguna en forma de huella de dinosaurio-, y en el bosque de texos. La ausencia de depredadores naturales está propiciando la prosperidad de estas poblaciones «desmedidas» que están acarreando algún que otro problema en el entorno. «Ramonean los brotes jóvenes de los texos y el problema es que el bosque se está estacionando. Incluso podríamos decir que ya no va a crecer porque, aunque los ejemplares viejos se mantengan, los jóvenes no crecen», detalla Fernández.
Cada año ve más hembras y más crías. «Los gamos ya saltaron los límites del Sueve y se están expandiendo fuera de la reserva protegida», asegura. Prueba de ello es que recibe avisos de gente que «no sabe dónde tiene que llamar». «Nos avisan, por ejemplo, de que tienen un gamo metido en Anayo en el prau», relata Fernández, que además hace referencia a las enfermedades que pueden transmitir estos cérvidos al resto de ganado, como la sarna; y la proliferación de arácnidos.
«La enfermedad de Lyme está muy ligada al Sueve», apunta. Se trata de una enfermedad transmitida por garrapatas que afecta al hombre y, en menor medida, a los animales. Se caracteriza por manifestaciones muy variadas, principalmente cutáneas, reumáticas, neurológicas y cardiacas.
El neurólogo asturiano José M. Asensi realizó un estudio que confirmaba la Sierra del Sueve como área endémica para esta enfermedad, determinando que el número de casos entre los campesinos del Sueve era más elevado que el de otras zonas de Asturias. El Principado es una región en que se dan las condiciones idóneas para la presencia de elevadas poblaciones de garrapatas: climatología, tipo de vegetación, ganadería extensiva y fauna silvestre. Por ello, desde el Área de Sanidad Animal del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) se estudia esta enfermedad.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
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