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El toro de raza casina 'Friki' junto a su nuevo dueño, el ganadero de Sirviella Rubén Remis. FOTOS: XUAN CUETO

'Friki', un «capricho» de 3.050 euros

La familia Remis, de Onís, se hace con el toro más deseado de la raza casina | Los 16 sementales más selectos de asturiana de la montaña y cabra bermeya se subastan en Cangas por más de 16.000 euros

GLORIA POMARADA

CANGAS DE ONÍS.

Lunes, 25 de noviembre 2019, 01:22

Desde su llegada el pasado viernes al mercado de ganado de Cangas de Onís habían sido analizados al milímetro por potenciales compradores dispuestos a dejarse miles de euros en un solo semental. En algunos de ellos había prendido además un meta, la de hacerse con los mejores machos de raza asturiana de la montaña y cabra bermeya a cualquier precio. Las ganas de llevarse a casa esos toros y cabrones selectos se demostró ayer en las dos subastas nacionales, celebradas pasado el mediodía con quince pujadores para los ejemplares de raza casina y ocho para los de cabra bermeya. En el caso del vacuno, fueron otros quince los machos sacados a subasta, todos ellos a partir de un precio de 900 euros. 'Friki' fue el primero en salir a la pista, con pujas que de cincuenta en cincuenta euros subieron sin tregua hasta alcanzar los 3.050 finales, la cantidad más alta pagada ayer. La desembolsó la familia Remis, de la localidad oniense de Sirviella, que ya le tenía echado el ojo al toro. «Veníamos a por él, es un capricho un poco caro, pero si tiene salud nos puede ayudar a mejorar la ganadería», explicó Rubén Remis. Aunque su tope estaba en los 3.500 euros, esperaban «que costase algo menos», confesó. La misma familia se hizo además con 'Chicu' por 1.250 euros, un segundo macho a sumar a los cuatro que ya poseían. La cabaña de casina de los Remis supera los 150 ejemplares, a los que se añaden otra decena de parda alpina que les surte de leche para elaborar Gamonéu.

A pesar de que 'Friki' es el toro más caro que han comprado en una subasta, en su rebaño será uno más y en primavera subirá a los puertos de montaña, contó Remis, que destacó de su flamante adquisición sus «ojeras negras, lo aplomado de atrás y lo guapo de costilla». «Esta subasta es una buena oportunidad para mejorar la ganadería, compras algo selecto», sostuvo.

De la quincena de toros subastados, tres se quedaron sin comprador, mientras que por los doce restantes se pagaron un total de 14.095 euros. 'Friki' fue el más cotizado con amplio margen, seguido de 'Capitán' (1.550), 'Fundador (1.450), 'Chicu' (1.250), 'Soberanu' (1.150), 'Rubín' (1.050) y 'Pastor' (950). 'Romeru', 'Pienzu', 'Neváu, 'Piqueru' y 'Majo' se quedaron por su parte en los 900 de salida.

De los castrones bermeyos, 'Iluso' fue la estrella de la subasta, con un precio de mil euros. La puja, que partió de los 150 euros, subió a golpe de 25 euros y se saldó con victoria para la ganadería de Cesárea Hevia, de Laviana. «Ya quisimos comprarlo en Infiesto y no se pudo, no pensaba pagar tanto pero estaba encaprichado con él», explicó David Alonso Hevia, que acudía por primera vez a la puja con un tope de 700 euros. El castrón, criado por María Amalia López, de Cudillero, supondrá no obstante un atractivo más para su ganadería, con cien ejemplares de cabra bermeya. «Con este macho va a venir mucha gente a comprarnos hijos, con diez cabritos que vendamos ya se amortiza», indicó.

En total, la subasta de machos de bermeya dejó 2.075 euros, con 400 desembolsados por 'Perdigón', 375 por 'El Pijo' y 300 por 'Costero'.

Mejorar la raza

Las pujas, organizadas por la Asociación Nacional de Criadores de la Raza Asturiana de la Montaña (Aseamo) y la Asociación de Criadores de Cabra Bermeya (Acriber), tiene por objeto ofrecer a los ganaderos machos selectos con los que mejorar genéticamente sendas variedades autóctonas. En el caso de los toros de casina, la propia entidad de criadores los compró hace un año por 800 euros. En este tiempo, los 42 animales adquiridos pasaron una serie de pruebas hasta llegar a una selección final, integrada por los quince sacados ayer a subasta y 'Mayau', el 'súper macho' reservado para inseminación artificial. «El fin es mejorar la raza genéticamente y se puede hacer de dos maneras, artificialmente con ese ejemplar que tenemos en Cenero o con estos que compran los propios ganaderos», indicó el gerente de Aseamo, Ángel Rodríguez.

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