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Guillermo Fernández
Miércoles, 31 de mayo 2023, 01:53
Los vecinos del Barrio de Arriba, en la localidad llanisca de Cue, festejaron ayer a San Fernando con un programa de actos vespertinos que incluía misa, enrame de la fuente y el lavadero, desfile folclórico, danza prima, degustación de una parrilla comunitaria y verbena.
La fiesta de San Fernando en Cue se mueve en torno al agua como fuente de vida y elemento invisible que surge del interior de la tierra. De esta forma, los actos centrales se desarrollan en torno al arcaico conjunto que formaban la fuente, el lavadero y el abrevadero para el ganado, elementos que fueron costeados hace 135 años por el indiano mexicano Alonso Noriega Mijares. A sus expensas, también en el año 1888, se levantó una escuela para niñas. Por esa razón el recuerdo al benefactor está presente en las estrofas que las mozas entonan tañendo las panderetas y acompañadas por el rítmico sonido del tambor.
La fiesta se inició ayer con una misa de campaña en la que se utilizó como improvisado altar las piedras de caliza roja de la fuente. Desde la iglesia parroquial se hizo llegar la imagen del santo, con la espada en una mano y el globo terráqueo en la otra.
Tras la función religiosa el vecindario se desplazó a La Bolera, a la vera de un castaño ensortijado y varias veces centenario. Desde allí salió el desfile folclórico para regresar de nuevo a la zona de la fuente y el lavadero. Marchaban por delante varios niños en el traslado de coronas y ramos florales preparados con rosas y ramas de boj. Por detrás marchaban decenas de mujeres ataviadas con el clásico mantón de Manila.
Allí, niñas y mozas pusieron los cinco sentidos para entonar los cantares en las que se menciona al benefactor, a los elementos de soporte del agua y al vecindario en general. De hecho, un lugareño de edad avanzada matizó que el agua de las fuentes públicas perdió valor y significado. «Antes eran punto de reunión, lugar de conversaciones, chismorreos, y sitios de visita obligada con el fin de llenar los calderos con agua para el consumo humano». Y concluyó asegurando que las fuentes públicas ya perdieron «sentido, simbología y admiración, porque el agua llega a cada casa por una tubería y sale a través de un grifo».
Finalizados los tradicionales cánticos, las mozas entrelazaron los brazos para regresar a La Bolera formando una serpenteante danza prima. Allí se celebró una cena comunitaria con la degustación de una parrillada, preparada por Nicolás Galguera, de la que formaban parte costillas, criollos, panceta y lomo.
A la llegada de la noche se iba a celebrar una verbena amenizada por el conjunto musical Waykas y el DJ Andrés.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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