GLORIA POMARADA
RIBADESELLA.
Martes, 14 de agosto 2018, 00:23
Fue el escenario de su hazaña hace medio siglo y a Ribadesella han quedado unidos por un vínculo mutuo de respeto y cariño que ayer se materializó en la entrega del premio Farín 2018. Los descubridores de la cueva de arte rupestre de Tito Bustillo ... aguardaban con ilusión desde hace días la entrega del galardón que concede anualmente la Asociación Cultural Amigos de Ribadesella (Acar), pues al honor del reconocimiento se sumó la posibilidad de reunir a los integrantes del grupo. Eloísa Fernández Bustillo, Ruperto Álvarez, Jesús Manuel Fernández Malvárez, Amparo Izquierdo, María Pía Posada y Adolfo Inda -faltaron Elías Pedro Ramos, Pilar González y los fallecidos Tito Bustillo y Fernando López Marcos- consiguieron hacer un alto en sus agendas para acudir a una abarrotada Casa de Cultura, donde rememoraron aquel 12 de abril de 1968 en el que se descolgaron por el Pozu L'Ramu sin más pretensión que la aventura y en el que, sin embargo, acabaron marcando un antes y un después en la historia del arte paleolítico y de la propia Ribadesella.
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«Son unos grandes olvidados que, sin pretenderlo, cambiaron el rumbo de este pueblo», destacaron desde la asociación, que no obvió el silencio al que el grupo fue condenado durante más de tres décadas, hasta que en el 2004 una placa colocada a la entrada de la cueva puso nombre a los diez exploradores.
En el cincuenta aniversario del descubrimiento, vuelven a «la cresta de la ola» con la reciente concesión de la Medalla de Oro de Asturias. A pesar del «honor» que se sienten por recibir el máximo galardón del Principado, el Farín, dicen, tiene un componente especial. «Este es el premio más entrañable porque es de la gente que quiere de verdad a Ribadesella y la vive. Que se acuerden de nosotros es precioso», agradeció Eloísa Fernández Bustillo. Una emoción añadida supone para los riosellanos del grupo, como Inda y Malvárez. «Es un símbolo para cualquiera de Ribadesella, el de la farola a la entrada del puerto», destacó Malvárez, que reivindicó también la relevancia de la cueva a nivel internacional. Recordó en ese sentido cómo un guía le dijo en una ocasión que «Tito Bustillo es algo que no se puede olvidar, es de lo más grande que hay».
Declarada como Patrimonio de la Humanidad hace justo una década y con la sombra de los problemas de conservación de plena actualidad en los aniversarios de este 2018, los descubridores reclamaron también la atención que merece la cueva. Recordó Fernández Bustillo el riesgo de «contaminación ambiental» y la «tímida» defensa del valor de las pinturas registrado hasta la fecha. «Estamos a tiempo de hacer más y de exigir que hagan más. Los actos son un acicate para proseguir con la defensa de su conservación», sostuvo. También la alcaldesa de Ribadesella, Charo Fernández, insistió en la necesidad de «preservar el legado» de un bien que no debe ser confundido con un «parque de atracciones». Porque los premios, insistieron los descubridores, «no se merecen por haber bajado a la cueva», sino por «el valor de lo que hay dentro».
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