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Guillermo Fernández
ARENAS.
Martes, 5 de diciembre 2017, 23:46
Con dolor y sorpresa se recibía en la mañana de este martes en el concejo de Cabrales el fallecimiento en Madrid, a la edad de 66 años, de Pedro Antonio Ortega ‘El Ardilla’, fundador en Arenas del camping Naranjo de Bulnes y alpinista de gran ... fama tras haber formado parte de la cordada que en febrero de 1973 conseguía la primera ascensión invernal por la cara oeste del Picu Urriellu. De hecho, Fernando Nava, concejal de Cabrales y aficionado a la montaña, valoraba que era «un cabraliego más y una parte fundamental de la historia del Urriellu. Aquí le conocían todos los vecinos y ayudó a mucha gente a subir el Naranjo». Un empleado del camping del que fue propietario Pedro Antonio Ortega comentaba que los clientes «le van a echar mucho de menos porque daba consejos, orientaba a los montañeros y explicaba los itinerarios».
Con 21 años, Pedro Antonio Ortega llegaba a la base del Naranjo de Bulnes en febrero de 1973 dispuesto a acometer el gran reto pendiente del alpinismo español, la escalada invernal por la cara oeste del Urriellu. En tres días, formando cordada con César Pérez de Tudela, Miguel Ángel Gallego ‘El Murciano’ y José Ángel Lucas, pisaban la cima de la mítica montaña y rendían homenaje a quienes unos años antes habían fallecido o fracasado en el intento.
De aquella escalada recordaba ‘El Ardilla’, en 2013 en la localidad de Bulnes, que representó «una alegría tremenda romper con un mito negativo de muerte y convertirlo en un mito de vida». Y es que en 1969 habían fallecido en la pared Ramón Ortiz y Pachi Berrio y un año después tenía lugar el rescate de Gervasio Lastra y José Luis Arrabal, aunque este último fallecía a las pocas horas en el HUCA.
Siete años después de aquella hazaña que tuvo a España en vilo y que fue seguida con puntillosidad por prensa escrita, radio y televisión, Ortega fundaba en Arenas de Cabrales el camping Naranjo de Bulnes. Antes y después trabajó como monitor de esquí durante el invierno, mientras que en el verano hacía de guía por los Picos de Europa y los Alpes. El apodo de ‘El Ardilla’ le llegó por su elegancia en la escalada y el que fuera uno de sus acompañantes habituales en la montaña, César Pérez de Tudela, le recordaba ayer en su red social como «uno de los escaladores más brillantes de la historia alpina española, que alcanzó la fama tras aquella escalada invernal al Urriellu».
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