El acto de colocación del adoquín de la memoria reunió ante la casa de los Álvarez Moradiellos a familiares y representantes institucionales. FOTOS: G. P.

«Es un descanso para todos, Hilario Álvarez Moradiellos reposa aquí, en su tierra»

Una placa Stolpersteine recuerda en Arenas al cabraliego, quien tras exiliarse en Francia finalizada la guerra civil fue víctima del nazismo

Gloria Pomarada

ARENAS DE CABRALES.

Lunes, 20 de noviembre 2023, 00:48

Uno de los adoquines de la memoria del proyecto Stolpersteine, creado por el artista Gunter Demnig para recordar a las víctimas del nazismo, ayuda desde ayer a mantener viva la historia en Arenas de Cabrales. Lo hace en memoria de Hilario Álvarez Moradiellos, cabraliego ... que falleció en el campo de concentración de Gusen-Mathausen. Su vida se apagó en la Nochebuena de 1941, a los 40 años, pero su tragedia llevaba cuatro años fraguándose, desde que su afiliación al PSOE y a la UGT le obligó a exiliarse de España. En una breve etapa política, Álvarez Moradiellos había sido representante socialista en la entidad local menor de Arenas de Cabrales y, a continuación, depositario. En el cargo permaneció un año, hasta que fue movilizado para luchar en la guerra civil. En octubre del 37 tuvo que abandonar Asturias tras la caída del Frente Norte y, desde Gijón, partió hacia Francia para luego finalizar la guerra en Cataluña. Febrero de 1939 es la fecha estimada en la que se exilió en Francia, país en el que luchó contra la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial. Capturado por los nazis en Chaumont, pasó por varios campos hasta que en 1941 llegó a Gusen, donde falleció por un «fallo cardíaco». «Lo cierto es que morían de miseria, de hambre y de frío», precisó José Luis Villaverde, autor de la biografía de Álvarez Moradiellos.

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Hasta que los datos fueron apareciendo y uniéndose, la familia vivió durante años sin conocer su paradero. En Cabrales, Hilario dejó mujer, Eloína García, y seis hijos menores. «No se sabía qué había sido de él, se creía que estaría con los que habían ido al monte después de la guerra. Siempre se esperó que viniera. Al final en los años 50 fue cuando se descubrió que había muerto en Alemania», explicó uno de sus nietos, Antonio Álvarez Moradiellos. De la descendencia de Hilario y Eloína ya no quedan vivos hijos, pero sí nietos, bisnietos y tataranietos. Fue precisamente su tataranieto Martín Luarna, de 8 años, quien ayer colocó el adoquín de la memoria junto a la casa familiar del barrio del Molacín, la misma que Eloína construyó con la indemnización y la pensión que le concedieron desde Alemania en los años 50.

«Es como si regresara a casa, lo que se esperó toda la vida. Lo que esperaba mi güela cuando iba de pastora al monte con las cabras a ver si venía él», confesó Antonio. Peón caminero de profesión, Hilario contaba también con un rebaño de cabras y en un guiño a lo que hoy sigue siendo tradición familiar, sobre el adoquín pende un 'lloqueru'. «Cuando marchó, de las últimas cosas que dijo a mi güela fue que conservara el rebaño de cabras y es algo que tenemos presente. En la familia siempre tuvimos cabras, yo soy uno de los últimos que tiene en Cabrales», explicó Antonio. Destacó además que el acto de ayer supone para la familia «una reparación histórica» y un «descanso para todos». «Reposa aquí en su tierra», valoró.

«Luchó por la libertad»

Al homenaje acudieron también el consejero de Ordenación del Territorio, Urbanismo, Vivienda y Derechos Ciudadanos, Ovidio Zapico; la directora general de Memoria Democrática, Begoña Collado; el alcalde de Cabrales, José Sánchez; y representantes del PSOE, IU, UGT y Comisiones Obreras del oriente. «Somos porque nos recuerdan. Hilario luchó por la libertad de este país y fuera por la libertad de todos», ensalzó el primer edil. Destacó además lo oportuno del término alemán que da nombre al proyecto Stolpersteine, piedra en el camino que puede hacer tropezar. «Podemos volver a tropezar con la misma piedra», apuntó el alcalde socialista. «Es necesario recordar que hubo gente que tuvo que abandonar su hogar y que en Europa, hace no mucho tiempo, se perseguía a la gente por pensar diferente», añadió.

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