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GLORIA POMARADA
RIBADESELLA.
Sábado, 10 de octubre 2020, 00:59
La mala imagen que ofrece la entrada a la cueva riosellana de Tito Bustillo, Patrimonio de la Humanidad, se ha hecho evidente para el Principado, que finalmente acometerá las reparaciones más urgentes. La propia consejera de Cultura, Berta Piñán, anunció ayer que esa intervención ... se llevará a cabo «antes de final de año» y consistirá en «algunas obras puntuales» sobre las «deficiencias» de la instalación, como las goteras. El edificio que alberga el acceso a la cavidad presenta desde años atrás desprendimientos y humedades, motivo por el cual el PP llegó a presentar una enmienda a los presupuestos autonómicos de este 2020 que incluía una reparación de 100.000 euros. Sin embargo, la propuesta fue tumbada en la Junta General con los votos en contra de PSOE e IU (22) y la abstención de Adrián Pumares, diputado de Foro. En la recta final del ejercicio, el Gobierno autonómico pretende «habilitar una partida» -la consejera no desveló cuantía- para «acometer lo más urgente, aquello que es más evidente para el visitante».
La estética no es la única carencia que arrastra el equipamiento cultural, pendiente también del saneamiento del río San Miguel, afluente del Sella que atraviesa la cueva. Pese a contar con una primera partida de 50.000 euros en las cuentas, la obra sigue pendiente de inicio. Piñán indicó que es una actuación que no quieren «dejar de lado», si bien sostuvo en que los episodios de inundación «no afectan al arte rupestre». Indicó además que «impedir» las anegaciones «va a ser muy difícil», por lo que la meta es «paliar los efectos».
Sobre el estado de conservación de la cavidad, Piñán señaló que los estudios son continuos y que, a priori, la menor afluencia de este año debido a la pandemia no supondrá cambios. «Estas circunstancias anómalas pueden darnos datos que pudiéramos no tener, pero creemos que más o menos encontraremos unos resultados similares», dijo.
Las visitas a la cueva han estado sujetas esta temporada a modificaciones debido a la situación sanitaria. Comenzaron más tarde, en junio tras el confinamiento, y con un aforo aún más reducido, que pasó de los 150 a los 30 visitantes diarios.
La intención de Cultura es recuperar la «normalidad en los aforos» una vez que las medidas de seguridad por la covid-19 no sean necesarias. «El número de visitantes por recorrido es algo que está homologado, no son criterios arbitrarios», recordó Piñán. También la fecha de fin de las visitas, fijada para el 1 de noviembre, se mantiene pese a haberse reducido la campaña.
La propia consejera visitó ayer Tito Bustillo en uno de los recorridos guiados, coincidiendo con el Día Europeo del Arte Rupestre. «Me gusta venir una vez al año, es una manera de conectar con el misterio de la especie, del arte y con la sensación de que aquellos hombres y mujeres que hacían estas pinturas eran nosotros mismos», reflexionó.
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