José Carlos García-Ramos posa con 'Quintín', los valiosos restos de hace 154 millones de años de un ornitópodo extraídos en 2012 de la costa de Quintueles con un helicóptero del ejército. XUAN CUETO
«Nuestra costa es inagotable, seguimos sacando cosas nuevas todos los años»
José Carlos García-Ramos, director Científico del Museo del Jurásico de Asturias ·
«La parte expositiva del museo ya se está quedando pequeña con tantos hallazgos y tendremos que sustituir algunas piezas por otras»
L. RAMOS
COLUNGA.
Domingo, 19 de enero 2020, 01:01
«Nuestra costa es inagotable, seguimos sacando cosas nuevas todos los años»
Después de toda una vida dedicada al estudio de los dinosaurios, el geólogo José Carlos García-Ramos (Gijón, 1945), no se imagina su día a día sin bajar a los acantilados que tan bien conoce o sin trabajar en los laboratorios que pueblan los sótanos del Museo del Jurásico de Asturias. Un equipamiento que solo su decidido empeño logró hacer realidad, pues durante más de una década no se rindió ni dejó de llamar a las puertas de los políticos de turno, y que a día de hoy, más de quince años después, sigue creciendo y sorprendiendo.
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-¿Cómo termina un museo emplazado en un concejo rural de Asturias acogiendo la tercera mejor muestra de huellas del Jurásico del mundo?
-A fuerza de recorrer el acantilado y dedicarle mucho tiempo, pues somos solamente dos personas pero contamos ya con unos 620 ejemplares. Ya antes de empezar con el museo teníamos algunas huellas que guardábamos en la Facultad de Geología, pero luego fuimos ampliando mucho más. Muchos de nuestros ejemplares, además, tienen una buena conservación, lo que nos permite estudiar el comportamiento de los dinosaurios, cómo pisaban, en qué ambientes vivían.
-Estuvo casi una década insistiendo para que se crease el museo.
-Sí, me costó mucho convencer a los políticos y, además, en ese tiempo pasaron tres Gobiernos distintos. El primero con el que hablé fue con Sergio Marqués, que encargó un proyecto que era muy pequeño y finalmente, ya con Areces, logramos un mayor presupuesto. Yo había visitado antes muchos museos similares para constatar que atraían a numeroso público y ya entonces les dije a los políticos que probablemente el Muja sería el más visitado de Asturias. Y así es. Recibimos también muchos apoyos por parte de investigadores extranjeros que llegaron a remitir cartas y escritos.
-¿Cómo se consigue que un centro con tanto contenido científico sea a la vez el museo más visitado de Asturias?
-Hay que hacerlo sobre todo trayendo ejemplares enteros grandes de dinosaurios, pues a la mayoría de la gente el material que para nosotros puede ser más útil a la hora de aportar información no le llama la atención. A ver nuestras huellas vienen muchísimos investigadores de todo el mundo, pero a la vez necesitas tener una exhibición de dinosaurios enteros.
-¿Qué supone el Muja para la comunidad de geólogos?
-Fuera es mucho más conocido que aquí. Se valora mucho porque contamos con abundante material original y piezas únicas a nivel mundial. Aparte de la colección de huellas de dinosaurio tenemos de heterosaurios, que son reptiles voladores algunos de los cuales llegaron a tener el tamaño de una pequeña avioneta. También destaca nuestra colección de huellas de estegosaurio, los que tiene placas en la espalda, pues es de las mayores, ya que no suelen ser frecuentes, pero aquí sí aparecen en gran cantidad.
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-¿Guarda la costa del Jurásico más secretos o ya está todo descubierto?
-Es inagotable y todos los años sacamos algo nuevo que nos permite ir reconstruyendo cómo era el pasado. No es como un yacimiento, que se acaba, aquí mientras haya costa seguirá habiendo hallazgos y el museo ya se está quedando pequeño.
-¿Es habitual encontrar tantos vestigios en un espacio tan pequeño?
-No, no es para nada frecuente. Hay que darse cuenta de que hablamos de unos cincuenta kilómetros de costa, un pequeño recorrido. Y tenemos huellas y restos de especies y organismos diferentes. Por eso decimos que el Jurásico aporta muchísimo, pues hubo ambientes muy distintos y en cada uno vivían seres diferentes. Tenemos también huellas de insectos... es que hay de todo y aparecen cosas nuevas constantemente.
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-¿Cuáles fueron sus últimos hallazgos?
-En 2019 sacamos lo que nos faltaba del yacimiento de heterosaurios en Tazones con el helicóptero y ahora nos queda prepararlo y publicarlo. Es un yacimiento excepcional que corría el riesgo de desaparecer, pues es el problema de esta costa, que es muy inestable. Además obtuvimos también dos huellas de las bocas de unos peces que estaban comiendo en el fondo marino, solamente hay otras cuatro citas de este tipo en todo el mundo, son muy raras. Y tenemos también las marcas que dejaban con las aletas al desplazarse por el fondo.
-¿En qué trabajan de cara a la nueva temporada?
-Estamos tratando de renovar alguna de las piezas que hay fuera y repintando otras, pues es una zona muy agresiva. Nuestra idea es mejorar el jardín, ya que la gente lo valora mucho. Ya en el interior del museo queremos incluir este año en la exposición las huellas de bocas y aletas de peces y también vamos a exponer algunos lamelibranquios que son especies nuevas a nivel mundial y a los que bautizamos con nombres que hacen alusión a Asturias, donde los hallamos.
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-¿Y a nivel de investigación?
-Seguiremos asistiendo a congresos para comunicar los nuevos hallazgos y trabajando con investigadores de todo el mundo. En octubre estaremos en un congreso de icniología -estudio de las huellas- en Brasil e iremos a otro en julio en Vitoria. Asimismo, estamos preparando varias publicaciones sobre unas huellas de lagarto descubiertas en Argüero, de las que hay muy pocas. También volveremos a recibir a estudiantes y profesores de la Universidad de Saskatchewan (Canadá) y tendremos alumnos de Geología en prácticas que nos ayudan, sobre todo, a preparar el material en el laboratorio. Además, recibimos a investigadores. Esta misma semana, uno de Vigo que está haciendo su tesis doctoral sobre la flora que teníamos aquí. Así, dentro de un año tendremos una relación de los principales vegetales, no solo los troncos convertidos en azabache, también polen y esporas de la época que nos permitirán reconstruir cómo era la vegetación entonces.
-Dice que el Muja se queda pequeño.
-Sí, la parte expositiva ya va escasa de espacio y no sé cómo lo vamos a arreglar, pues en esta época de crisis es complicado obtener financiación y el propio diseño del museo tampoco hace sencilla una ampliación. Seguramente nos toque sustituir algunas piezas de la exposición por otras más llamativas.
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-¿Cómo era Asturias hace más de doscientos millones de años?
-No reconoceríamos nada, ni el relieve. No existían ni los Picos de Europa ni el Sueve, pues había otros sistemas montañosos distintos que fueron erosionados completamente. Tampoco había acantilado, sino una costa baja. Y ni siquiera la orientación era la misma de ahora, sino que era de noroeste a sureste. Pero es que, además, a lo largo del Jurásico Asturias cambió en varias ocasiones, pues hablamos de más de sesenta millones de años. Durante la primera mitad todo estaba cubierto por el mar, de ahí los fósiles marinos que encontramos en lugares como Rodiles, El Rinconín o La Providencia, por ejemplo. Ya en la segunda mitad el mar se retira y tenemos los dinosaurios. Entonces tampoco había hierba como la que conocemos ahora, pues esta surgió más tarde, sino que el manto verde estaba compuesto por otro tipo de vegetación, como los helechos. Además, el mar era menos profundo y estaba más protegido, con lo que el oleaje era de menor intensidad.
-¿Se parecen en algo los dinosaurios que vemos en la tele a los de verdad?
-(Risas). Sí, sí que se parecen. En películas como 'Parque Jurásico' las reproducciones son realmente excelentes, pero el problema es que mezclan dinosaurios de épocas distintas que nunca llegaron a convivir. Además, se cuentan muchas cosas que son reales, pero otras no, y hay que saber distinguir.
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