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Los vecinos de Arriondas se reunieron en la plaza del Ayuntamiento para despedir el Antroxu con el entierro de 'don Salmón'.

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Los vecinos de Arriondas se reunieron en la plaza del Ayuntamiento para despedir el Antroxu con el entierro de 'don Salmón'. FOTOS: XUAN CUETO

«Se nos va un carnaval diferente, pero aún así, muy nuestro»

Con pena y con mucho humor, los vecinos de Arriondas se despidieron del Antroxu lamentándose en el entierro de 'don Salmón'

LAURA FIDALGO

ARRIONDAS. «

Lunes, 7 de marzo 2022, 01:05

Don Salmón, ten piedad», aclamaban los vecinos parragueses que se reunieron ayer para despedir al que se ha convertido en un carnaval «histórico». Con dichas palabras, oraron de rodillas para suplicar que «no nos vuelvan a quitar nuestro Antroxu». Asimismo, con pena, pero, sobre todo, con mucho humor, un puñado de plañideras caminaban cabizbajas lamentando el entierro del ya conocido 'don Salmón'. A su vez, un sacerdote disfrazado, «con gafas de plástico y muy dicharachero», daba su bendición a todo el pueblo.

Si algo está claro es que para los de Arriondas la fiesta no terminó con el desfile de ayer, sino que «aquí nos disfrazamos hasta el último día y despedimos a nuestro Salmón hasta el final», explicaba María García, que destacaba el no haberse perdido ningún día del Antroxu parragués «desde que tengo uso de razón».

Al son de la famosa canción de 'Mamma mia', mayores y pequeños se unieron a la despedida. Las carcajadas se oían a mayor volumen que la propia música, ya que, las ya «típicas» parodias por parte de la comitiva no pudieron faltar un día como este. Así es que, no dudaron en hacer mención a su legendario 'Vladimir', un ruso adinerado que pasa largas temporadas junto a su intérprete en el concejo parragués. Entre aplausos y ovaciones, aseguraban que pagaría la renovación «de nuestro querido puente» o que costearía todo el «plan antirriadas de Arriondas».

Los chascarrillos tampoco faltaron para los vecinos de Arriondas. «No podía ser de otra manera», reconocían un grupo de jóvenes que, con los dedos cruzados esperaban no ser ninguno de los elegidos para dichas bromas. Aun así, «son bromas sin ánimo de ofender porque aquí nos conocemos todos», señalaban entre ellos.

El final llegó con una despedida en la que faltaba espacio para acoger a todo el pueblo. «Se nos va un carnaval diferente, pero aún así, muy nuestro».

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