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MARÍA AGRA
LLANES.
Martes, 18 de abril 2023, 15:46
«Empiezo a rodar a las cinco de la mañana. Es un esfuerzo más grande, pero aunque llueva o haga frío tiro para adelante». A Bahosí Ardaho (Las Palmas de Gran Canaria, 1973) siempre le gustó hacer el Camino de Santiago. Lleva once años en ... silla de ruedas a causa de una paliza -fue víctima de violencia de género- y, aunque su vida cambió aquel 14 de febrero de 2012, su mentalidad ha permanecido intacta. «Al mes de estar en silla de ruedas ya hice mi primer camino», señala.
Desde diciembre está embarcada en el peregrinaje por el Camino de Santiago del Norte. Llegó a Asturias la semana pasada y, desde entonces, se ha encontrado «muchos» obstáculos para avanzar en sus etapas. «Lo peor es la accesibilidad en los pueblos», afirma. En Llanes, por ejemplo, la zona del centro «parece que está muy bien, que es muy accesible, pero en cuanto te alejas un poco del Ayuntamiento y subes hacia arriba ya no hay rampas para bajar de la acera al paso de peatones, que está como a un palmo de altura», asegura Bahosí. No le queda otra que dar media vuelta y buscar un sitio por donde poder bajar, que normalmente suele ser la rampa de un garaje para acceder a la carretera y ponerse a rodar.
El alojamiento de la zona también, dice, deja mucho que desear. Si algo le había motivado para hacer este camino en concreto es que, hace unos años, lo habían promocionado mucho y le picó la curiosidad. Sin embargo, se ha encontrado que hospedajes accesibles hay «cero patatero» y la sorpresa de que, en muchos pueblos, los albergues públicos (y privados) están cerrados. Además, sin previo aviso. «Hubo alguno que puso la excusa de que, como es invierno y se gasta calefacción, cerraba», cuenta. Algo que, a su juicio, no tiene ningún sentido. «Si abren una parte de las camas, pongamos que ocho, y calientan sólo esa zona, es un dinero que se llevan», apunta. Tampoco hay bares ni restaurantes con baño accesible en Llanes. «No hay nada», asevera.
Al final, los caminos son casi la menor de sus preocupaciones. «Si la tierra es compacta, no pasa nada, pero si ha llovido y está todo embarrado tengo que coger una alternativa, ya sea un camino comarcal o carreteras generales». Equipada con varios chalecos reflectantes para que los coches la vean, Bahosí no necesita más.
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