Cabrales se prepara para el turismo de la minería del cobre

Todo el anterior prolegómeno viene al caso de una iniciativa que, aún por finalizar su definición, añadirá un nuevo aliciente para los visitantes de la comarca oriental, que ya de por sí son legión. Se trata de la recuperación de la Mina Delfina, en Ortiguero de Cabrales, para su visita por parte de los turistas.

¿Pero hubo minería en Cabrales? La hubo, abundante y desde antiguo. Mina Delfina, de hecho, no es el aprovechamiento mineralógico más vetusto de la zona, pero sí uno de los más impresionantes.

Porque Mina Delfina es el segundo yacimiento de cobre de Asturias, solo por detrás de las prehistóricas minas del Aramo (en las que se encontraron los interesantísimos esqueletos verdes que hoy se pueden ver en el Museo Arqueológico de Asturias, en Oviedo).

Si esos esqueletos son verdes es por una razón similar a la que genera, en Mina Delfina, una explosión de colores fascinante: el cobre y sus combinaciones en oxidaciones o mineralizaciones.

Y eso es lo que 260 afortunados pudieron disfrutar ayer en lo que fue la edición de 2024 del Geolodía, organizado por la Sociedad Geológica Española en colaboración directa con el Departamento y la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo. Un equipo liderado por el director del Museo de Geología, Luis Rodríguez Terente, con Antonia Cepedal, Juan Bahamonde Rionda y Laura Rodríguez Rodriguez y el apoyo de otros catorce profesores y alumnos de máster guiaron, en grupos de unas 25 personas, a los participantes.

La visita a la mina es mucho más que eso. Consiste también en una ruta circular de 6,4 kilómetros que comienza en los Hoyos de Alda, cerca de Ortiguero, desde donde la perspectiva sobre la zona más occidental de Cabrales es casi la que tiene un águila. A lo largo de ese recorrido se explicaron diversos aspectos geológicos concernientes a tipos y edades de las de rocas, relieve, paisaje y tectónica. La historia geológica de Asturias está escrita en las rocas, y en los Picos de Europa es especialmente interesante.

Una mina en brillos azules y verdes

Con los caminantes ya bastante informados, se llega a la mencionada Mina Delfina, que fue explotada intermitentemente por hasta siete empresas diferentes entre 1827 y 1958. Al visitante lo primero que le suele impactar es que, pese a contar con un castillete, la mina no tiene la conformación clásica de las de carbón por galerías. En Mina Delfina son amplias cámaras en las que caben bien un centenar de personas, aunque por seguridad este sábado los grupos fueron como máximo de 25, dado que aún está pendiente la mejora de los accesos y sendas interiores y la instalación de barandillas. Pero aún así, y con una simple linterna, los minerales de cobre vuelven a una vida brillante, de destellos azules y verdes, contrastados con la ganga de caliza, que, como indica Rodríguez Terente, «resulta muy colorista y en general fascina a todo el mundo».

Uno de los participantes ayer era el alcalde, José Sánchez, que confirmó a los organizadores su intención de apoyar la reapertura de la mina para este propósito, para lo que habrá que adecuar el interior para una visita absolutamente segura.

La actividad se completa a nivel nacional, en formato online, con diferentes iniciativas online, como las Geocharlas virtuales: una serie de vídeos cortos que tratan la relación de la Geología con los retos sociales, como la búsqueda de nuevas fuentes de energía, y que la Sociedad Geológica Española ofrece en su canal de Youtube. Además, el Geolodía también incluye los Geolodías especiales, excursiones virtuales en formato vídeo que nos llevan a lugares tan lejanos como otros planetas de nuestro Sistema Solar, y, como fin de fiesta para un mes de mayo geológico, el estreno del videojuego «Geomanji». Quedan por recuperar, con todo, muchas otras explotaciones mineras históricas y prehistóricas en muchos lugares, algunos ignotos, de la región. El desafío sigue activo.