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LAURA CASTRO
COLOMBRES.
Martes, 26 de septiembre 2017, 02:07
Mil días han pasado desde la inauguración del último tramo de la autovía del Cantábrico en Asturias, el de La Franca-Unquera. Una infraestructura «necesaria y muy positiva, a pesar de los perjuicios» que ocasionó a los empresarios de la carretera nacional 634 ... . «Algunos negocios se vieron afectados, como era de esperar, pero la autovía redujo notablemente la siniestralidad. La vía anterior no era capaz de abarcar todo el volumen de tráfico que transitaba por ella, especialmente en verano», explicó Jesús Bordás, alcalde de Ribadedeva.
Su opinión la comparten algunos empresarios hosteleros de la zona, como Mari Carmen Junco Corral, quien confesó que «evidentemente nos afectó porque pasamos de tener centenares de camioneros a no recibir ninguno en varios días». Sin embargo, la propietaria del hotel y restaurante Casa Junco, en la localidad ribadedense de El Peral, reconoció que «la autovía siempre es buena y a pesar de las dificultades que nos ha ocasionado en el negocio, sabemos que es una avance». Otra empresaria y vecina de la zona añadió que «el beneficio de muchos es el perjuicio de unos pocos. Todos queremos ir tranquilos, por buenas carreteras y sin tener que preocuparnos por la siniestralidad o los atascos de tráfico».
Así lo ven también los profesionales del transporte, como Donino López Tejedo, camionero desde hace más de 35 años. «Hay una gran diferencia entre conducir por una carretera nacional y una autovía. La segunda nos da mucha más comodidad, pues hay menos congestión y menos peligro», explicó.
Históricamente el tramo entre Llanes y Unquera por la N-634 registraba importantes atascos y entrañaba un elevado grado de peligrosidad con más de medio centenar de víctimas mortales en las dos últimas décadas. Los accesos desde Colombres, Pimiango y el arenal de La Franca eran algunos de los puntos más conflictivos. Sin embargo, algunos vecinos aún recuerdan los quebraderos de cabeza que implicaron las obras de construcción de la nueva infraestructura. La ladera sobre la que se asentó era demasiado inestable, lo que ocasionó varios argayos y además, los trabajos de construcción elevaron las quejas de numerosos propietarios de la zona que vieron cómo aparecían grietas en sus viviendas a causa de las voladuras de la cantera de Llavandes. No obstante, una gran parte coincidió en recalcar «el progreso» que supuso la autovía, pues «con ella, vivimos mucho más tranquilos».
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