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La exhibición de arrastre celebrada por la mañana, antes de que el tiempo obligase a suspender las actividades. FOTOS: R. MARTÍNEZ / M. V.

El Asturcón del Sueve se moja y se queda sin marcaje ni doma

ACAS volvió a rendir homenaje al indómito caballo asturiano con una fiesta que aúna naturaleza y tradición marcada por la lluvia y las reivindicaciones del campo

R. Martínez

Sábado, 24 de agosto 2024, 19:35

La sierra del Sueve amaneció ayer con su habitual manto de bruma a los pies para recibir a los participantes en la XLIV Fiesta del Asturcón, una de las citas del verano asturiano que mejor representa el espíritu a la vez indómito y hospitalario de las gentes de estas tierras. A primera hora de la mañana, en la majada de Espineres lucía el sol, con un impresionante mar de nubes en los valles que rodean la pequeña cordillera. Un buen número de habituales había dormido ya la noche anterior en el Sueve, otros subieron bien temprano pertrechados con bocatas, tortillas, sidra y empanadas para echar la mañana disfrutando del habitual programa festivo, que empezó con un concurso de dibujo infantil, misa de campaña acompañada por la gaita de Vicente el Pravianu y pregón a cargo del periodista piloñés Enrique Carballeira. El «nietu de Enrique el de Espinaréu» recordó que, con esta fiesta, «estamos celebrando la tradición, las raíces, los orígenes. Lo que fuimos y lo que somos, no estoy tan seguro de si lo que seremos». También hubo arrastre de peso con asturcones y paseos a caballo para los niños, entre ellos alguno tan pequeño como Eloy Pérez Muñoz, de Pintueles, que acudía a la fiesta con sus felices padres.

El Cuerpo Nacional de Policía, representado por su jefe superior en Asturias, Luis Carlos Espino, recibió el Asturcón de Oro, máxima distinción que cada año concede la Asociación de Criadores de Asturcones del Sueve (ACAS), organizadora de esta fiesta declarada de Interés Turístico Nacional. El Asturcón Internacional recayó en Flor Melón, exjefa de Protocolo de la Presidencia del Principado, mientras que Pedro Vega, de Carrandi, y Enedina Cangas, del Esllabayu, fueron reconocidos como Pastor Mayor y Mujer Rural.

También recibieron premio este año Juan Carlos Martínez Alonso, de Tierra Astur-Crivencar; Dendeca Güelu, colaborador en el blog de la historia de ACAS; Celso Villabrille López, industrial hostelero; Alejandro Fernández Suárez, cocinero oficial de ACAS; Noemí López González, de Quesos La Peral; y Juan Martín Caso, presidente de la Asociación Cantu La Jorma. Además, el jefe de Edición de EL COMERCIO, Miguel Rojo, también piloñés, recibió el premio Espineres Especial «por su apoyo constante a esta fiesta».

Según avanzaban los actos, lo que era niebla se volvió nube, y la lluvia hizo poco a poco su aparición, obligando a agilizar una fiesta en la que pregonero, organización, ganaderos y premiados reivindicaron el valor de las gentes del campo y advirtieron del riesgo que supone el lobo para la superviviencia de su modo de vida. Para escucharlos estuvieron la delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, la directora general de Ganadería, Rocío Huerta, los alcaldes del Sueve, anfitriones ayer de la fiesta, diputados y otras autoridades, además de representantes de diferentes partidos políticos. Javier Escobio, secretario general de ACAS, anunció que la de este año sería su última fiesta, aunque sus compañeros aún confían en convencerle para que siga.

Tras la comida de hermandad –a base de fabada y quesos, con pedida de mano incluida– y ante las fuertes rachas de viento y la incesante lluvia que empezó a llenar de barro la majada, se decidió suspender la actividad vespertina: el concurso de doma de dos nuevos aspirantes a caballo indómito, 'Resorte' y 'Cericu', que tendrán que esperar al año que viene para lucirse, y el marcaje –sin fuego y sin dolor desde hace ya varios años– de ocho nuevos potros que se sumaron este año a la familia del Sueve.

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