G. POMARADA
COLOMBRES.
Sábado, 22 de septiembre 2018, 00:17
Como una historia «de amor y odio» resume la escritora argentina María Rosa Lojo (Buenos Aires, 1958) la relación entre su país natal y la España de la que partieron el pasado siglo sus ancestros. Ayer, su conferencia 'Memoria de la inmigración española en ... la literatura argentina' fue la encargada de abrir la nueva temporada cultural del Archivo de Indianos, una disertación en la que Lojo repasó las «idas y vueltas» de españoles y su país de recepción en los dos últimos siglos. Así, con la independencia de «la matriz» a principios del siglo XIX se extendió una visión del país «colonizador como adversario».
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Con la irrupción de la emigración a ultramar, el fenómeno fue adquiriendo nuevos puntos de vista y los españoles pasaron a englobarse bajo el término genérico de «gallegos». «Ha dado origen a chistes étnicos desagradables, hasta el punto que años atrás hubo una manifestación en la Embajada de España», rememoró la escritora, cuya última novela, 'Solo queda saltar', aborda precisamente la llegada a Argentina de dos hermanas gallegas, una historia con tintes biográficos de su propia familia.
En un país marcado por una educación anglofrancesa, abundó la autora, la clase dirigente de principios del siglo XX estuvo vedada a los españoles, a los que «no se les consideraba capaces de pensamiento». Con el exilio de republicanos a raíz de la Guerra Civil, la percepción del emigrante entraría en una nueva fase de «intensa simpatía». En ese sentido, analizó Lajo el apego por la cultura nacional encarnada en la figura de Federico García Lorca. «Fue veneradísimo, estuvo exiliado en el país y en el Hotel Castelar aún tiene un cuarto museo. Es alguien que ha dejado una marca fuerte». También la zarzuela fue otra de las creaciones patrias «muy apreciadas» en Buenos Aires, ejemplificó.
Sin embargo, España «no se ve como una de las raíces culturales fundadoras a pesar del aporte que significó», indicó la también Doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires, quien recordó cómo la emigración española fue «la segunda en importancia , pero estuvimos como arrinconados». Y ello a pesar de que los emigrantes llegaron a fundar publicaciones y editoriales, explicó. La imagen que sí ha quedado en el país de aquellos que cruzaron el charco es la de personas con una fuerte cultura del trabajo. «Los trabajadores españoles levantaron el país, que lo hayamos administrado mal es otro tema», consideró la investigadora, que verbalizó en Colombres el sentir de sus compatriotas: «Se sigue viviendo como una pérdida la cultura del trabajo que trajeron los emigrantes».
El análisis de las «complejas» relaciones culturales hispano argentinas sirve también como guía para afrontar los fenómenos migratorios actuales que afectan a España, esta vez como país receptor. «Requiere mucha comprensión teniendo en cuenta que los europeos durante muchos siglos han colonizado y han emigrado a países que los recibieron», recordó Lojo.
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