gloria pomarada
Domingo, 28 de junio 2020, 15:13
Las localidades afectadas por el cierre de sus consultorios periféricos siguen en pie de guerra. Esta misma mañana, fueron los vecinos de Arenas de Cabrales quienes mostraron su malestar por una suspensión del servicio que se mantendrá hasta el 14 de septiembre, ... según han trasladado desde la Consejería de Salud al presidente de la parroquia rural, Dionisio Álvarez, y al Ayuntamiento. «A los vecinos de Arenas, Sotres, Tielve, Bulnes, Camarmeña, Arangas y Poo nos privan de un servicio sanitario de proximidad», recordó Amelia Carrera durante la lectura del manifiesto. A la preocupación por carecer de la atención más cercana en el consultorio de Arenas, con un millar de cartillas, se suma la de la inminente llegada de veraneantes, que dejan en la zona picos de hasta 5.000 personas. «Estamos en plena temporada turística y las 1.500 plazas hoteleras de Arenas, que sumadas a las del resto de los pueblos se aproximarán a las 2.000, hace que la necesidad de apertura sea urgente y prioritaria», señaló Carrera. En el mismo punto incidieron vecinas de Arenas como Ana Méndez, que recordó cómo «la población está envejecida y dispersa y en verano se concentra mucha gente porque somos la puerta de entrada a los Picos».
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Desde el inicio de la pandemia y la consiguiente reorganización de consultorios, los pacientes de Arenas acuden al ambulatorio de Carreña, no sin dificultades de desplazamiento. «El transporte público es ir por la mañana y volver por la tarde», recordó Méndez. «A Carreña hay que ir en taxi teniendo aquí el centro al lado de casa. Esto es tercermundista y una vergüenza», lamentó Josefa Caso.
La petición de los vecinos es que el Principado les traslade cuál es el motivo de mantener el cierre dos meses y medio más, pues si el argumento es la seguridad están dispuestos a colaborar para encontrar soluciones. «Resuélvanse los problemas que tengan que resolverse y ábrase el centro. Si así ocurre estaremos para lo que sea necesario», instó Carrera. Recordó además que, en caso de ser «ignorados», «no vamos a permanecer callados ni de brazos cruzados, nos va la salud en ello».
La concentración de este domingo, con 120 asistentes contabilizados por la Guardia Civil, no solo consiguió expresar su defensa del servicio sanitario, sino que logró recuperar una tradición perdida desde hace medio siglo. La campana de San Juan volvió a sonar para convocar a los cabraliegos y así lo seguirá haciendo si el problema no remite.
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