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El experto en medio rural Jaime Izquierdo. PABLO LORENZANA
«La aldea está denostada, incluso los que viven en ella educan a sus hijos para irse»

«La aldea está denostada, incluso los que viven en ella educan a sus hijos para irse»

Jaime Izquierdo, Asesor de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico: «El Estado debe tener como objetivo estratégico la comunicación de sus aldeas porque si no las va a perder»

GLORIA POMARADA

INFIESTO.

Domingo, 9 de diciembre 2018, 02:10

Jaime Izquierdo (Infiesto, 1958) emprendió hace décadas una senda alternativa para mantener la vida en los pueblos. Allá por 1991 se alzó con un premio europeo con una propuesta de ecodesarrollo para el Oriente, que sigue esperando a que le «dejen desarrollar». No desiste en su idea de invertir la ecuación y hacer de la conservación una «externalidad o subproducto» del desarrollo y, para ello, bromea con haberse entregado al 'insistencialismo', que ahora pondrá en práctica en la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico. Desde finales de noviembre es uno de sus asesores nacionales y hoy llega a Colunga como pregonero de la 28 Semana de les Fabes para abordar la situación de las aldeas.

-¿Qué tal el desembarco en el grupo frente al reto demográfico?

-Es un grupo de asesores externos, de gente que llevamos tiempo en estos asuntos e hicimos ya una reunión en la que expusimos nuestros puntos de vista para ayudar a la tarea que le corresponde a la comisionada, que es la elaboración de una estrategia. No solo es del gobierno central, es una propuesta que compromete a todos, también a comunidades autónomas y ayuntamientos

-¿Cuándo estará lista?

-La idea es tenerla en el primer semestre del año.

-Los análisis se repiten desde hace años. ¿Supondrá esa estrategia el paso real a la acción?

-Los análisis, a pesar de que se repiten desde los últimos años, se han hecho de forma tardía. No fuimos capaces de anticipar lo que iba a suceder si se marchaba la gente de los pueblos. Países como Francia tuvieron la precaución de legislar diferente para los leones que para los ratones. Eso en términos de política agroalimentaria significa que hubo una legislación general y una específica para los pequeños productores de agriculturas familiares. Por otra parte desde el gobierno estatal hubo inversiones públicas diseminadas por el territorio que generaron una distribución más homogénea de las oportunidades, no hubo tanta concentración industrial como aquí. Esos factores no formaron parte de la previsión inicial de la industrialización de los años 50 y 60 en España y ahora tenemos las consecuencias.

-En una estrategia nacional, ¿cómo se integrará la participación del ámbito local?

-Es una clave fundamental. También hay otro componente que a mi me gusta desarrollar que es el de la aldea. La tenemos muy denostada, incluso los propios que viven dentro, que educaban a sus hijos con la idea de que se marcharan de allí. La cuestión sería repensar la aldea desde la funcionalidad estratégica que tiene, es una pequeña estructura urbana que sabe hacer algo que no sabe la ciudad: relacionarse de forma simbiótica con la natutaleza. Lo que estamos haciendo es cortapisar con la visión urbana lo que tiene que hacer la aldea. Démosle entonces las atribuciones que tenía en sus inicios. Es un gran invento de la Humanidad y la hemos desprestigiado.

Salto a internet

-Una de las necesidades más urgentes que señalan son las telecomunicaciones. ¿Han desbancado a las infraestructuras?

-Hay un refrán que para expresar que alguien se había casado bien decía 'se casó al pie de la carretera' porque era un bien escaso. Hay pueblos que no se comunicaron hasta los 80, ahora las comunicaciones son físicas pero también virtuales y van a dar incluso más oportunidades de mercado. Antes la única posibilidad era vender en la villa, ahora puedes vender por internet turismo rural o queso Cabrales en Nueva York.

-El horizonte está en 2020, cuando los operadores tendrán que llevar la banda ancha a municipios de menos de 5.000 habitantes, pero sin ayudas públicas. ¿Es factible?

-Tengo mis dudas, se me hace difícil teniendo en cuenta la naturaleza de la empresa privada. Con independencia de la fórmula que se elija, el Estado debe tener como objetivo estratégico la comunicación de sus aldeas porque si no las va a perder.

-¿La industria en las zonas rurales se da por perdida para siempre?

-No, probablemente veamos cosas que no nos podamos imaginar. Puede haber nuevas localizaciones de empresas y algunas sorpresas. La clave fundamental en todos los procesos de transición es atreverte a hacer algo que no has hecho nunca.

-En toda la ecuación de medidas se debe encajar el despoblamiento. ¿Estamos a tiempo de que no se cierren más pueblos?

-No sé si estamos a tiempo. El trabajo contra el despoblamiento es muy parecido desde el punto de vista de la investigación a la lucha contra el cáncer. ¿Estamos a tiempo de que no muera más gente? Puede que sigan muriendo, pero la clave es que no dejemos de trabajar. El despoblamiento se vencerá el día que se invierta la polaridad y vivir en las aldeas sea tan atractivo como vivir en una ciudad. Uno de los hándicaps es que no se conoce la cultura de los pueblos, los códigos del campo son más complejos que los de la ciudad. Cualquier aldeano en poco tiempo sabía moverse en la ciudad, ahora ponte a hacer el experimento al revés.

-Hace casi treinta años elaboró un plan de ecodesarrollo para el Oriente. ¿Ha visto sus propuestas materializadas?

-Desde 1991 manejo una idea que ha tenido muy poco éxito en la práctica, que es que la conservación del territorio no depende tanto de la política de conservación en sí misma sino de una política de desarrollo adecuada para ese territorio que genere la conservación. Si quiero conservar los Picos de Europa, por ejemplo, tengo que ajustar el modelo de desarrollo que le corresponde, que era el pastoreo ovino y caprino vinculado a la producción de queso. Todavía estoy esperando a que me dejen desarrollar eso. Yo creo en esa hipótesis, sigo trabajando en ella, soy 'insistencialista'. Tuve que encontrar hasta un apoyo filosófico para no parecer un pesado (risas).

Futuro del Parque Nacional

-Su nombre sonó como codirector de Picos. ¿Es una opción descartada?

-Sí, está descartada porque ya hay un nuevo codirector. Pablo García Esteban es una muy buena elección.

-No es definitivo.

-Siendo temporal, si funciona tiene muchas posibilidades de consolidarse. Pablo es muy buen gestor, una persona muy cercana que entiende muy bien las problemáticas desde lo local.

-El Parque llega a los cien años con malestar entre la mayoría de agentes por la gestión. ¿Hacia donde va el espacio protegido?

-Tiene un problema de categoría, nos empeñamos en tenerlo en una que corresponde a los parques con muy poca presencia humana, los que llamamos los parques americanos. En realidad debería estar en las que se llaman las categorías europeas, las de los franceses especialmente, donde la presencia humana lleva varios milenios actuando en el territorio y ha configurado una biogeografía que es la que hay que conservar. Tenía la esperanza de que este cien aniversario sirviese para abrir un debate político, pero lamentablemente no ha ocurrido así.

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