LUCÍA RAMOS
Jueves, 25 de mayo 2017, 00:10
Dos días después del vuelco de un camión en la localidad de Niserias (Peñamellera Alta) que le costó la vida a su conductor y provocó un vertido de 30.000 litros de combustible al Cares, el río y quienes viven en su entorno tratan de recuperar la normalidad. Algo complicado si se tienen en cuenta las irisaciones que siguen poblando la superficie, aunque cada vez en menor medida, y la continua actividad de control y sustitución de barreras absorbentes que están llevando a cabo los operarios de la empresa especializada en control de vertidos contaminantes, Inteco Astur.
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Una actividad que en la jornada de ayer ya se vio relegada a la parte más baja del río, pasada la confluencia con el Deva. Allí los enormes 'gusanos' de polipropileno pasaban de atravesar el cauce de lado a lado para replegarse hacia las orillas. Es en los bordes donde más se acumula ahora el combustible, según explicaban los técnicos que continuan realizando un exhaustivo trabajo de campo, con la toma de muestras y la medición de diferentes parámetros para comprobar que el vertido se va diluyendo y tratar de establecer hasta qué punto está afectado el río tras el fatídico accidente.
Según pudo saber ayer este diario, está previsto que las medidas de control del carburante se mantengan durante los próximos días en la zona del Cares-Deva. De hecho, en el municipio cántabro de Val de San Vicente se decidió cancelar varias actividades turísticas en el río.
«Rápida actuación»
El consejero de Presidencia del Principado, Guillermo Martínez, valoraba ayer el trabajo de los servicios de emergencia y demás cuerpos involucrados en el control del vertido e indicó que «alguna afectación al medio ambiente hay, pero la rápida actuación ha permitido minimizar los daños».
Mientras tanto, los regidores de las dos Peñamelleras se mostraban ayer más tranquilos al comprobar cómo «el río parece haberse llevado la mayor parte del hidrocarburo. Todavía hay algunas irisaciones y en las zonas donde el agua remansa nos dicen que hay alguna mancha e incluso huele un poco todavía, pero lo cierto es que todo apunta a que el desastre no fue tan malo como en un principio parecía», indicaban José Antonio Roque y José Manuel Fernández. Ambos confían en que «Principado y Confederación Hidrográfica del Cantábrico llevarán a cabo todas las actuaciones que sean necesarias para recuperar el río».
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