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Imagen de archivo de uno de los fragmentos del meteorito caído en Cangas de Onís en 1866 exhibido en la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo.
Siglo y medio de la caída  de un meteorito en Cangas

Siglo y medio de la caída de un meteorito en Cangas

La familia Los Rubín, antiguos dueños de la farmacia local, regalan a la Universidad de Oviedo uno de los pedazos

EVA FERNÁNDEZ

Jueves, 1 de diciembre 2016, 00:55

El 6 de diciembre de 1866 un extraño objeto a velocidad de bólido atravesó el cielo asturiano de Norte a Sur. Muchos lo describieron como el ruido de una locomotora. El objeto, una gran piedra, se rompió en pedazos al atravesar la atmósfera, convirtiéndose en cientos o miles de trozos rocosos, algunos de los cuales cayeron en el concejo de Cangas de Onís. Fueron trasladados al gabinete de Historia Natural de Oviedo. Allí estuvieron hasta que en 1934 robaron la colección que tenían conservada tras el incendio de las instalaciones y el posterior saqueo a las mismas.

En el resto del meteorito de Cangas de Onís nadie reparó y terminó sujetando una puerta de la Universidad de Oviedo a modo de calza hasta que en 1955, el geólogo Llopis Lladó entró por ella y se dio cuenta de que la singular calza no era una piedra común, sino mucho más.

El meteorito de Cangas de Onís volvió a recuperar así su valor y dio lugar a una investigación que, con el estudio realizado por los geólogos de la Universidad de Oviedo Álvaro Rubio, Víctor Cárdenes y Luis Rodríguez Terente, ha sido una llave que ha despejado grandes incógnitas sobre la formación del sistema solar, ya que tiene la misma edad que la formación de los planetas.

En Cangas de Onís se preparan para celebrar como se merece esta efeméride. El próximo martes, día 6, la Casa de la Cultura se viste de gala para conmemorar el 150 aniversario de tal acontecimiento.

Están invitados los geólogos de la Universidad de Oviedo así como el rector, Santiago García. Durante casi una hora los expertos explicarán que de ese meteorito hoy sólo se conservan 22 kilos, lo que le convierte en una piedra aún más valiosa. Con todo lujo de detalles, hablarán de la composición y de todo lo referente para dar paso a una segunda parte del acto.

Esos restos de meteorito han sido recopilados por los propios vecinos de Cangas de Onís, que vieron cómo éste se dispersaba en fragmentos por encima de sus cabezas. Fue el farmacéutico del pueblo el que se encargó de recoger parte de los trozos. Éste pertenecía a una familia canguesa, conocida como Los Rubín. Pues bien, el martes, como segunda parte del evento, los descendientes de Los Rubín donarán un trozo que guardan a la Universidad de Oviedo.

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