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En primer plano, el guía que introdujo al primer grupo de visitantes de la temporada ayer en Tito Bustillo, en los primeros metros de la cueva.
Tito Bustillo estrena temporada

Tito Bustillo estrena temporada

Las pinturas rupestres siguen siendo la estrella de la gruta, a la que ayer accedieron los primeros turistas, de Andalucía y Navarra, además de Francia, Italia e Inglaterra

ANDREA INGUANZO

Jueves, 17 de marzo 2016, 00:40

Con un índice de humedad del 98% y las instalaciones recién reparadas tras la última inundación provocada por una nueva crecida del río San Miguel, recibía ayer a sus primeros visitantes de la temporada la cueva de Tito Bustillo. Este año serán siete meses y medio los que permanecerá abierta al público esta cavidad, quince días más que en años anteriores. De este modo, la apertura en pleno mes de marzo aún ha cogido a los visitantes con el pie cambiado y el primero de los turnos de visita guiada quedó desierto. No así el de las once de la mañana.

A esa hora ya había haciendo cola un nutrido grupo que además era de lo más variado, con personas llegadas desde Andalucía, Navarra o incluso Francia, Italia e Inglaterra. Su reacción después de los algo más de sesenta minutos de experiencia en el interior de la cueva no entendía de idiomas, todos salían asombrados de su espectacularidad.

Se espera que, con la única excepción del fin de semana del Descenso Internacional del Sella que permanecerá cerrada, accedan a Tito Bustillo un total de 150 personas diarias en grupos de entre 10 o 15 personas, entre las 10.15 y las 17 horas. Y entre todos esos visitantes un importante índice serán estudiantes. No en vano, en la mañana de ayer eran dos colegios venidos de Cantabria y Galicia los que accedían a las instalaciones.

La riosellana, declarada Patrimonio de la Humanidad en 2008 por la Unesco, es una cueva húmeda y poco iluminada que brilla con luz propia gracias a las espectaculares pinturas rupestres que aloja en su interior.

Encarni y José Luis y su hija Lorena llegaron desde Algeciras a Ribadesella y buscaron «qué cosas podíamos visitar». Por suerte, coincidió su estancia en el concejo con la apertura de la cueva y aunque «no sabíamos qué nos íbamos a encontrar dentro», al salir solo podían decir cosas buenas. «Es la primera vez que entramos en una cueva en familia y lo cierto es que la experiencia ha merecido la pena», valoraron. Entre todo lo que pudieron conocer se quedaron con «las pinturas» como su parte preferida y de todas ellas la pequeña Lorena destacó «el caballo». Además aseguraron que «la visita cumple absolutamente las expectativas y el guía nos ha dejado muy satisfechos con sus explicaciones».

La joven italiana Miriam Paroliso acudió a la cavidad riosellana para acompañar a unos amigos llegados desde Inglaterra, Mariella Barra y Luigi D'Angelo. «Son unos aventureros y decidí traerlos a conocer Tito Bustillo», explicó. A la salida los tres confirmaron que les había gustado «muchísimo». «Yo, que son un poco claustrofóbica, no he tenido problema porque los espacios son bastante amplios», confesó. Coincidieron en destacar como lo más interesantes de la visita «los detalles que hemos conocido sobre las pinturas» y no dudaron en describir la experiencia como «toda una aventura», puesto que el firme de la cueva «no es peligroso pero sí es necesario estar atento».

Carmentxu y José Joaquín están bastante más familiarizados con el arte rupestre. Llegaban desde Pamplona y admitían que Tito Bustillo «fue una de las razones que nos movieron a elegir esta zona como destino para unos días». Tras ser parte del primer grupo de la temporada no podían más que explicar que se trata de una visita «altamente recomendable». «Nos ha llamado la atención todo, desde la conservación de las pinturas, que nos ha impresionado, hasta detalles como la forma que tenían de utilizar la orografía de la propia cueva para dar volumen a los animales. También la utilización del color violeta, que tampoco suele ser habitual en este tipo de representaciones». Aunque no se consideran expertos, sí que han seguido este tipo de arte por otras cavidades como las de Altamira. «Salimos encantados», reiteraron.

Completo para Semana Santa

La cueva recupera sus condiciones normales en el periodo de cierre y actualmente se encuentra en estado óptimo. La temperatura en la zona del panel central es de unos 13 grados, que se incrementan con las visitas pero por ello se espera a que acabe una para comenzar con otra, para que siempre haya un periodo de descanso. Alfonso Millara, guía de la cueva, explica que después de la última inundación se han renovado luminarias y se ha reparado el túnel artificial, que suele ser «lo más afectado». Evitar las crecidas del río dentro de la cueva paleolítica es imposible, pero sí celebra el experto que «el cese de la actividad ganadera en la zona, pues las inundaciones ya no aportan otros organismos como purines. Es simplemente agua con barro y lodos». En cuanto a las previsiones, de cara a la Semana Santa Millara adelanta que las visitas «están prácticamente completas».

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