![Mori utilizaba los ingresos en metálico de sus clientes para su banca paralela](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/pre2017/multimedia/noticias/201601/29/media/cortadas/mori-banco-pastor_xoptimizadax--575x763.jpg)
![Mori utilizaba los ingresos en metálico de sus clientes para su banca paralela](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/pre2017/multimedia/noticias/201601/29/media/cortadas/mori-banco-pastor_xoptimizadax--575x763.jpg)
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TERRY BASTERRA
Viernes, 29 de enero 2016, 00:16
El exdirector del Banco Pastor en Cangas de Onís ideó un sistema para evitar que la banca paralela que creó con los fondos de 54 de sus clientes dejase algún tipo de registro que alertase sobre las prácticas irregulares que estaba llevando a cabo. Según explican fuentes del Banco Popular, entidad que se fusionó con el Pastor en 2011, Manuel Mori utilizaba para esta banca paralela los ingresos en metálico que le realizan algunos de sus clientes. En algunos casos les indicaba que iba a destinar ese dinero a uno u otro producto financiero a cambio de unos intereses muy superiores a lo habitual.
De esa operación, en el mejor de los casos, quedaba algún tipo de registro en un papel que Mori entregaba a sus clientes indicando la cantidad entregada. En ocasiones ese documento ni si quiera tenía el logo oficial de la entidad bancaria para la que trabajaba. En otras los clientes no disponían de recibos que acreditasen dichas entregas de dinero. A la hora de la entrega de los intereses fuente del Popular indican que no era raro que se los diese en mano y en metálico a sus clientes.
El hecho de que todas estas transacciones monetarias se realizasen con dinero en efectivo permitió a Mori eludir la contabilidad oficial del Banco Pastor. Ninguno de los ingresos en metálico realizados por sus clientes y que él destinó a sus banca paralela quedaron registrados y por lo tanto la entidad no tenía constancia de que se hubiesen producido. Tan sólo los recibos que dio Mori a parte de los afectados ha permitido acreditar que estos le habían entrado en cada caso una determinada cantidad.
Otros mecanismos que utilizó Mori para hacerse con los fondos de su cliente era utilizar la firma de estos sin su autorización. Para ello los distraía cuando realizaban determinadas otras operaciones en las que estampaban su rúbrica dando su consentimiento y el exdirector aprovechaba la relajación y confianza de los que eran sus vecinos, y el algunos casos amigos y allegados, para mezclarles otros documentos. Posteriormente, y ya con la firma del damnificado en el papel, completaba el documento reseñando la operación a realizar y la cantidad.
En total de los 54 clientes afectados por las prácticas irregulares de Mori, 18 han podido acreditar que efectivamente realizaron dichos ingresos y que el dinero desapareció. A estos el Banco Popular les ha restituido sus fondos. En total 1,5 millones de euros. Los 36 clientes restantes carecían de un papel o de otro tipo de recibo que reflejase dicha transacción, motivo por lo que la entidad no les ha devuelto el dinero que reclaman ya que carece de documento alguno o registro que acredite dichos ingresos. Ellos reclaman 3 millones de euros, que es precisamente la cantidad que el juzgado de Cangas de Onís ha impuesto al acusado como fianza en concepto de responsabilidad civil con el objeto de cubrir posibles responsabilidades pecuniarias que se deriven de esta presunta estafa.
Auditoría
Las prácticas irregulares de quien fue director del Banco Pastor en Cangas de Onís entre 1998 y 2012 salieron a la luz tras la fusión de esta entidad con el Banco Popular y la auditoría que se realizó posteriormente. Precisamente uno de los aspectos que hizo sospechar a los auditores de que Mori podía haber incurrido en algún tipo de irregularidad era el hecho de que no se marchase de vacaciones, un comportamiento que consideraron anormal y con el que podía tratar de ocultar algo como posteriormente se demostró.
El acusado disponía también de un registro propio en el que, por un lado, figuraban las personas a las que había usurpado presuntamente su dinero, y por otro aquellos a los que se lo había entregado. Estos últimos beneficiarios eran en algunos casos empresarios del entorno que utilizaron ese dinero para hacer frente a pagos con la Seguridad Social y a 'tapar algunos agujeros'.
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