Andrea Inguanzo
Miércoles, 25 de noviembre 2015, 00:19
A escasos metros de las viviendas. Hasta allí bajaba en la madrugada de ayer martes el lobo a cobrarse una nueva víctima. Se trata de una becerra de dos años, propiedad del ganadero Victoriano González Blanco, de la localidad canguesa de Cuerres de Llonín. Con la indignación más latente que nunca, este cangués explicaba ayer que en un mes y medio «me han matado dos becerras y tres terneras» y eso porque el ganado menor «lo tenemos retirado desde el año pasado».
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Es a lo que se ven obligados desde que el cánido mata en una zona que, se supone, «debería ser libre de lobos». «Actualmente hay muchos, como 5 o 6, y hemos notado que se reprodujeron este verano porque hay huellas de ejemplares pequeños», explicó González. Es consciente de que, además, «una becerra de dos años no la mata un lobo solo».
Por eso pide que se tomen medidas drásticas, ya que la ganadería de la zona no resiste más ataques. «Los daños se pagan tarde y mal y ya no sabemos qué vamos a hacer para que no nos maten animales», denunció.
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