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Terry Basterra
Sábado, 7 de noviembre 2015, 00:22
La costa jurásica asturiana, la que va desde Ribadesella hasta Gijón, pudo ser uno de los lugares elegidos por los ictiosaurios para dar a luz a sus crías. Esta es una de las teorías que barajan expertos como la paleontóloga argentina Marta Fernández, después de analizar los numerosos restos sobre este reptil marino de grandes dimensiones que pobló los mares de esta zona de Asturias hace millones de años y que se alojan en los almacenes del Museo del Jurásico de Asturias (Muja).
Este equipamiento de Colunga alberga fósiles de hasta ocho ejemplares de ictiosiario encontrados en la costa asturiana entre 2005 y 2013, entre ellos el más completo de cuantos han sido hallados hasta el momento en la Península Ibérica. Se da el caso de que se ha logrado determinar que estos restos fósiles tienen una antigüedad de 190 millones de años, lo que los sitúa en una franja temporal de la que apenas se han encontrado otros ictiosaurios -los hay más antiguos en Inglaterra y más jóvenes en Alemania-, lo que da una mayor relevancia a estos hallazgos ya que las investigaciones que se desarrollen sobre estos restos permitirán arrojar luz a este eslabón en la historia y evolución de esta especie jurásica.
También está por determinar si los reptiles marinos jurásicos hallados en Asturias perteneciente al género 'Leptonectes' y se incluyen en alguna de las tres especies conocidas hasta ahora de este género o si se trata de una nueva.
El ejemplar sobre el que se han realizado buena parte de los análisis durante estas últimas jornadas es el encontrado por la investigadora Laura Piñuela en 2010 en la ensenada de la conejera, en el concejo de Villaviciosa. Aquellos restos estaban integrados en la roca semiplana existente bajo el acantilado. Apenas sobresalía a la superficie una pequeña parte y precisamente el estar ocultos y cubiertos por la roca es lo que les protegió hasta nuestros días de la acción de las olas y las mareas.
Tras extraer la roca y empezar a pulirla con diferentes instrumentos se consiguió recuperar o dejar visibles 60 vértebras, de las cuales 35 corresponden a la zona comprendida entre el cráneo y la base de la aleta caudal, 55 dientes, algunos huesos de la parte inferior y posterior del cráneo y otros restos óseos de la clavícula, las aletas o las mandíbulas. También se descubrieron huesos de otro pequeño ictiosaurio que por su tamaño se cree que era un recién nacido o incluso un embrión.
Este hecho, sumado a que la mayor parte de ejemplares de aquel reptil marino prehistórico encontrados en Asturias eran de edad juvenil, lleva a pensar a los expertos que puede que los ictiosaurios acudiesen a esta costa a dar a luz. Esta teoría se apoya también en las características de este mar hace cientos de millones de años. Según explicaba ayer José Carlos García-Ramos, director científico del Muja, aquellas aguas eran tranquilas y tenían una profundidad constante próxima a los 100 metros.
Ataque de tiburones
Los restos del ictiosaurio más completo de la Península no aparecieron todos juntos, sino esparcidos. Se cree que esto se pudo deber a que fuese atacado y desmembrado por tiburones ya que entre sus huesos también se han hallado dientes de escualos prehistóricos. Precisamente los dientes que se conservan de los ictiosaurios asturianos permitirán saber de qué se alimentaban estos seres.
Para hablar de estos y otros hallazgos la paleontóloga Marta Fernández, una de las cinco mayores expertas del mundo en dinosaurios, según aseguró ayer García-Ramos, ofrecerá hoy a las 18.30 horas una conferencia en el auditorio del Muja. La entrada es libre hasta completar el aforo.
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