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Sheila Vaca
Jueves, 13 de agosto 2015, 00:06
Por solo un día, la localidad de Benia de Onís volvió ayer al pasado para disfrutar de los felices años 20 otra vez. Como cada verano, los lugareños celebran este mercado en el que se retoman las costumbres de la época y que ya se ha convertido en un clásico de la temporada estival. Artesanía, gastronomía, diversión y buen humor se dan cita en la plaza del pueblo para deleite de vecinos y turistas, que sacaron sus cámaras fotográficas para inmortalizar algunos momentos, como una familia de Zaragoza que aprovechó para lavar algunos trapos a la antigua usanza mientras otras mallaban manzanas.
Los había que preferían llenar el buche con un buen queso de Cabrales, Gamonéu o con los frixuelos y los tortos de picadillo que despachaba la Agrupación Folclórica de Onís y cuyos beneficios «se destinarán a sufragar la cabalgata», explicaba una de las cocineras. Madreñes, cinturones, navajas, aperos de labranza, libros, mieles, productos de la huerta o dulces eran algunos de los atractivos. Otro de ellos, que encandiló en mayor medida a los más pequeños de la casa, era un tiovivo de madera impulsado a pedales.
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