La ocupación de una finca frena la fase final de la reforma de la N-632 en Colunga

El Ayuntamiento de Colunga se encuentra a la espera de conseguir la firma de un particular para la ocupación de un terreno durante las obras de reforma de la nacional 632 en su última fase. Este es el único impedimento que frena la puesta en marcha de esta actuación, que completa la remodelación de la travesía de Colunga y los tramos hasta Sales, La Isla y, este último, el límite con Caravia.

El alcalde explicó que «cuando tengamos esa firma, el proyecto se llevará a pleno para comenzar con la tramitación de la licitación y, posteriormente, poner la obra en marcha». El problema parece residir en que «en esa pequeña parcela existen varios propietarios que, además, no deben residir ni en Colunga». No descarta el equipo de gobierno «iniciar un expediente de expropiación forzosa si fuera necesario», aunque es una medida que se está evitando porque «es un trámite largo que dilataría mucho las cosas». Pando se comprometió a finales del pasado año a que en este mismo ejercicio quedaría terminada esta actuación.

Esta fase está pendiente desde 2013. En los últimos meses, el regidor explicaba que, entre otras cuestiones, «tuvimos una detracción del convenio porque el Estado así lo pidió, por problemas económicos. No fueron capaces de cumplir los plazos que tenía con el Ayuntamiento y ahora, a finales de año, nos pondremos con la tramitación para terminar el último tramo que queda, que va hasta La Espasa», explica el alcalde colungués.

La reforma de la N-632, financiada por el Estado, salió a licitación por 2,5 millones de euros y fue adjudicada por 1,2 a la empresa Joferma Obras Civiles SL. Comenzó a ejecutarse a principios de 2012, superando dos de sus tres fases. Esta última, la tercera, está cada vez más cerca. «Dependemos del Ministerio porque el proyecto ya está hecho», subrayó. El tramo pendiente es el que va de La Isla a la Espasa. Para esta tercera fase, además de la renovación de la calzada propiamente dicha, está previsto construir un paseo paralelo de tres metros y medio de ancho que incluirá, no sólo una acera peatonal, sino también un carril bici con doble sentido.