La obras de la A-8 generan importantes atascos en la salida y entrada a Asturias

Las obras de construcción de la autovía del Cantábrico a su paso por el concejo de Ribadedeva llevan años causando molestias, aunque en los últimos meses estos inconvenientes habían ido a menos. Hasta ayer. Y es que durante la mañana de ayer el desarrollo de los trabajos obligó a cortar un tramo de cerca de 500 metros del nuevo trazado de la Nacional 634 que discurre por la ladera de Villasola, entre las localidades de Bustio y El Peral. Este corte coincidió con el mediodía, uno de los momentos de tráfico más intenso de la jornada. Esto se tradujo, pese a que desde la obra se daba paso alterno a la circulación, en importantes retenciones que incluso llegaron a prolongarse hasta las inmediaciones de la rotonda de La Franca, el lugar donde concluye el último tramo de la A-8 construido en Asturias.

En tiempo estas retenciones se reflejaron en retrasos notables para recorrer apenas unos pocos kilómetros. Para llegar de Bustio a El Peral algunos conductores necesitaron cerca de 15 minutos. Y es que a la retención a la que obligaba el cerca de medio kilómetro de carril cortado y el paso alterno a la circulación que daban los operarios, había que sumar también los parones motivados por la entrada y salida de los camiones a los diferentes puntos de las obras. Los atascos no sólo afectaron a los conductores que trataban de entrar o salir de Asturias, también a los vecinos del concejo de Ribadedeva, alguno de los cuales vio como le costó más tiempo de lo habitual llegar a su trabajo, mientras que otros optaban por evitar la N-634 y utilizar carreteras secundarias para ir de un punto a otro del concejo.

Fuentes de la obra aseguraban que el corte no había sido motivado por ninguna incidencia. Simplemente apuntaban que los trabajos en ese punto se están ejecutando ya muy cerca del trazado de la nacional, por lo que se consideró conveniente cortar el carril en sentido Oviedo.

Dificultades técnicas

En cuanto a la marcha de las obras, el avance en el último mes y medio es evidente. La actividad de operarios y máquinas es frenética con el objetivo de lograr cumplir el plazo oficial anunciado por el Ministerio de Fomento, según el cual el tramo La Franca-Unquera de la A-8 se abriría al tráfico antes de que concluyese este 2014. A mes y medio de que venza la fecha anunciada, cada vez son más las voces de dentro de la obra que dan por hecho que no va a ser posible cumplir ese objetivo, y que no será hasta la primera parte de 2015 cuando los últimos 4,5 kilómetros de esta vía rápida que restan por construir en Asturias entren en servicio.

Buena parte de la culpa de que el avance de la obra no pueda ir tan rápido como desearían desde las empresas adjudicatarias -FCC y Alvargonzález- se debe a las dificultades técnicas que implica la construcción de la autovía por una ladera como la de la de Villasola, en la que la inconsistencia del terreno ha sido una constante desde el inicio de los trabajos.

La abundancia de calizas, areniscas y cuarcitas en este terreno ha provocado numerosos desprendimientos durante las labores de desmonte. Para controlarlos se utilizó cemento inyectado, que a su vez se fijo con unas largas barras de acero clavadas en la falda de la montaña y a la que se le añadió un enmallado metálico para darle una mayor sujeción. Pese a ello la zona hormigonada no conseguía asentarse con facilidad, algo que sigue dando problemas a día de hoy porque ayer mismo se podían ver láminas del cemento desprendidas de su lugar y sujetas en la base de la ladera por la malla metálica. La construcción de estos 4,5 kilómetros de autovía, y que discurre paralela a la N-634 por la ladera de Villasola, tiene un presupuesto de 70 millones de euros de los 159,8 millones del conjunto del tramo Pendueles-Unquera