Los vecinos de Arobes en la capilla de San Roque, con la placa de Pueblo Ejemplar de Parres 2014.

Arobes, una unión vecinal que rompe fronteras

La capilla, la imagen de San Roque, el día grande de la fiesta y la asociación forman el cordón umbilical para entrelazar a la vecindad

GUILLERMO FERNÁNDEZ

Martes, 11 de noviembre 2014, 00:14

El pasado sábado, la Asociación Cultural y de Festejos San Roque de Arobes recibía la placa que la reconoce como Pueblo Ejemplar de Parres 2014. Y como al colectivo le gusta asumir retos, sus socios decidían sobre la marcha adquirir el compromiso de presentarse en 2015 al premio Pueblo Ejemplar de Asturias, distinción que a mediados de septiembre otorgará la Fundación Princesa de Asturias.

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Junto con Llames de Parres, Ozanes, Romillo, Granda y Tospe, Arobes forma parte de la parroquia de Santa María de Viabaño. Pero este, en sí mismo, es un pueblo de muy largo recorrido. Cuenta con una magnífica y cuidada capilla bajo la advocación de San Roque, levantada en el año 1557. Y en el interior de la ermita hay una valiosa talla del peregrino de Montpellier, del siglo XVI, elaborada en madera de nogal policromada. La capilla, la imagen, la asociación vecinal y la fiesta grande del día de San Roque, forman el cordón umbilical para ensamblar a todo el vecindario. El pueblo cuenta en la actualidad con 60 habitantes y de la asociación forman parte más de 400 personas, algunas con residencia en Uruguay, Brasil, Argentina y Estados Unidos. Queda claro que San Roque está presente en el día a día de los lugareños.

Los vecinos van a celebrar en próximas fechas un amagüestu comunitario y en el transcurso de la fiesta decidirán qué destino le van a dar a los 6.000 euros que lleva aparejados el premio conseguido. Y aprovecharán la reunión para ir unificando criterios de cara a los preparativos necesarios para optar a Pueblo Ejemplar de Asturias.

Todos a una, los vecinos se reunían ayer en la capilla para dar un repaso a las conquistas conseguidas por la asociación desde el momento fundacional. No había distinciones en función de la edad y allí se encontraba Clara Coviella, de 84 años, junto a su nieta Paula Blanco, de 15.

Recordaba Blanca cuando el pueblo «carecía de carretera interior y luz eléctrica» y la mayoría del vecindario valoraba el esfuerzo colectivo de los últimos años para participar «en sextaferias; en la derrama de 12.000 euros para dejar la capilla como los chorros del oro; en la elaboración de un porfolio para las fiestas desde 1998, y en la edición de un volumen con fotos de casi todo el siglo XX». Pero nadie se olvidaba de la tremenda fiesta del día grande de San Roque.

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