Ángel Sordo ante la hornacina de la que faltan las imágenes de San Isidro y la Virgen de Covadonga.

San Isidro y Covadonga desaparecen en Vibaño

Las imágenes estaban en una hornacina, en una ermita de la ería de Bustiellu, y faltan desde hace quince días

GUILLERMO FERNÁNDEZ

Miércoles, 24 de septiembre 2014, 00:21

Nadie sabe cómo ni cuándo, pero desde hace quince días, aproximadamente, falta la imagen de San Isidro que presidía la hornacina de una sencilla ermita situada en la ería de Bustiellu, en la localidad llanisca de Vibaño. Más que una capilla, se trata de un humilladero ubicado a la vera de un camino que conduce a Fresnedal, un paraje que hasta hace 50 años era un núcleo rural y hoy es un poblado fantasma.

Publicidad

En Vibaño quedan hoy pocos agricultores y casi ningún ganadero, todo lo contrario que hace medio siglo. Y los vecinos le habían cogido cariño a San Isidro por el apelativo de 'Labrador' y porque su imagen vino a sustituir «en la década de los ochenta a la tapa de una lata de dulce de membrillo en la que aparecía la Virgen del Perpetuo Socorro», según aseguraba ayer el lugareño Ángel Sordo.

La presencia de San Isidro en la ermita de Bustiellu, una construcción antiquísima, data del año 1983 y en la entronización de la imagen participó la mayoría del pueblo: «La trajeron dos mozas vestidas de llanisca y celebramos un amagüestu de castañas», recodaba Sordo. Desde aquella fecha, hace ahora 31 años, la devoción por el santo fue en aumento: «Siempre hay velas encendidas y cada 15 de mayo se celebra una fiesta con misa y merienda», concluía.

El quebranto artístico por la desaparición de la imagen de San Isidro no es relevante porque se trataba de una talla «de yeso y de unos 40 centímetros de altura». El daño moral es de superior envergadura para los vecinos. Y el agravio es de mayor entidad porque también desapareció «una imagen de la Virgen de Covadonga, de unos diez centímetros» que acompañaba a San Isidro.

Al encontrarse el humilladero dentro de una finca de propiedad privada, los vecinos de Vibaño desconocían ayer si la desaparición de las tallas de San Isidro y la Virgen de Covadonga había sido denunciada ante la Guardia Civil.

Publicidad

Lo cierto es que el fervor por el santo y las visitas a la ermita habían cobrado vigor entre lugareños y veraneantes. De hecho, «un turista madrileño es el pintor de un cuadro, con un detalle floral, situado a los pies del altar». Y un vecino, aficionado a escribir versos, dejó en una de las paredes un pequeño cuadro con una estrofa «en la que invoca la protección del San Isidro para las cosechas».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad