La comitiva hacia la iglesia, tras recoger el ramo en el palacio.

Con el ramo desde el palacio a la iglesia

Los vecinos de Pendueles celebraron La Sacramental con misa, procesión, cántico de la Reverencia y bailes regionales

GUILLERMO FERNÁNDEZ

Jueves, 14 de junio 2018, 11:06

Como cada 18 de agosto, la localidad llanisca de Pendueles celebró ayer su día grande de la fiesta de La Sacramental, aunque en la jornada de víspera los vecinos habían plantado en la plaza de la bolera una hoguera de 38 metros, un eucalipto que más de un centenar de mozos sacaron del bosque de Jabunte. Ayer comenzaban la fiesta con la tradicional visita al palacio del conde del Valle de Pendueles para más tarde trasladar el ramo a la iglesia de San Acisclo, donde se celebró una misa solemne, seguida de procesión por todos los barrios del pueblo. Y por la tarde tuvo lugar la puja por los panes del ramo y un extraordinario festival folclórico a cargo del grupo Cobijeru.

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Para recibir al vecindario en el palacio de La Quintana se encontraban Álvaro Suárez-Guanes Ybáñez y su esposa Chiti López Lago, porque José Luis Suárez-Guanes Ybáñez, el cuarto conde del Valle de Pendueles, estaba ausente. La visita es una tradición centenaria y desde la grandiosa casona sale el ramo hacia la iglesia parroquial.

De la comitiva formaban parte la banda de gaitas Principado; un ramo repleto de pan artesanal, a hombros de Ángel Luis Sordo, Daniel Ceas, Martín Pouy y Johnatan Darrosa; y más de un centenar de mozas vestidas de llanisca que tañían sus panderetas al contrapunto de un tambor en manos de María Llanes.

Al llegar a la iglesia, las mozas entonaron los cánticos del ofrecimiento del ramo y los panes fueron bendecidos por el sacerdote Rodobaldo Ruisánchez, que ayer presidía la misa solemne auxiliado por Ignacio Pérez Perela, párroco de Pendueles, y Luis Díaz García, anterior párroco de la villa de Llanes.

Al término de la eucaristía se formó una procesión con el Santísimo bajo palio que visitó el altar del palacio de La Quintana y el de Casa Telvina. A continuación, las aldeanas entonaron los cánticos de la Reverencia. Y por la tarde, el grupo Cobijeru, asistido a la gaita y el tambor por los primos Joan y Manolín Vela, interpretó de forma magistral el Fandango de Pendueles, el Pericote, la Jota de Caldueño y varios sueltos de Trasmonte. Los más pequeños del grupo, el relevo generacional, bailaron la Carrasquina, el Xiringüelín y la Jota de Cangas.

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