Empresarios llaniscos solicitan medidas para reactivar la zona Oeste de la villa

Los comerciantes y hosteleros situados al Oeste de la villa, desde la calle El Castillo hasta la salida hacia Poo, iniciaban ayer una campaña de recogida de firmas con el fin de solicitar al Ayuntamiento que permita durante la primavera y el verano que se avecina la colocación de puestos de artesanía y manualidades, «conocidos coloquialmente como los hippies», en el parque de Posada Herrera, desde su entronque con la calle de Manuel Romano y el edificio del hotel Don Paco. Allí estuvieron situados hasta el año 2004 y más tarde se trasladaron «a la zona de Las Marismas y los márgenes del río Carrocedo».

Los comerciantes de esa zona Oeste aseguran en su escrito que se sienten «marginados y perjudicados» por la gran cantidad de eventos que en los últimos años se promueven «en ambas riberas del puerto deportivo, en el puente sobre el río Carrocedo, en la calle Mayor y en la del Mercado de Abastos». Y aclaran que no se refieren a las actividades que desarrollan los cuatro bandos festivos de la villa, ni al mercado ambulante de los martes, sino a que siempre «se eligen esos lugares para todo tipo de muestras y ferias».

Recuerdan los comerciantes y hosteleros en el texto, que ayer fue firmado por decenas de vecinos y turistas, que los puestos de los hippies ya estuvieron ubicados en el paseo de Posada Herrera «hace tiempo» y aseguran que su reubicación allí tendría como principal consecuencia «alargar hacia el Oeste el itinerario turístico y la descongestión del centro de Llanes», posibilitando que el turismo foráneo «nos pueda conocer y en su caso utilizar la oferta comercial de esta zona». El escrito con las firmas será presentado al Ayuntamiento «en los primeros días del mes de junio», adelantaron los comerciantes.

En marzo de 2005 eran los vendedores del mercado hippie los que recogían firmas para no abandonar la villa alegando que llevaban «25 años aportando valor a Llanes y atrayendo gente». En 2004 fue el último año en el que se les permitió instalarse en el parque de Posada Herrera y el Ayuntamiento puso fin a la actividad alegando quejas de las personas que utilizan el paseo y por la inadecuada estética de los tenderetes. José Balmori, entonces teniente de alcalde, aseguró que «el Parque de Posada Herrera nunca más será lugar de ubicación del mercadillo».