El Juzgado de lo Penal número 2 de Oviedo ha impuesto una multa de 1.200 euros y la imposibilidad de tener animales durante dos años a la mujer que intentó vender ocho garras de oso pardo y exponer cráneos de varias especies de ... animales protegidas en Llanes.
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Ese es el acuerdo alcanzado entre la Fiscalía y la defensa de la mujer, de nacionalidad rusa y residente en el concejo llanisco, donde regenta una academia de pintura. El ministerio fiscal solicitaba inicialmente un año y tres meses de cárcel para la acusada, que intentó vender por internet ocho garras de oso pardo. La Fiscalía, según el escrito de acusación, también tenía expuestos cráneos de especies protegidas en su academia de pintura. Posteriormente, pidió sustituir la pena de cárcel por la expulsión de la ciudadana rusa del territorio español y la prohibición de su entrada a España por cinco años. Finalmente, se llegó al acuerdo de una sanción económica y la inhabilitación para tener animales.
«Estamos conformes con la sentencia porque logramos un acuerdo. Mi clienta recibió las garras de oso directamente de Rusia y tenía todos los permisos al día. Intentó venderlas por necesidad económica, pero no sabía que era ilegal aquí en España. Desconocía la ley», comentó a este periódico su abogado, Jorge García Gómez.
De acuerdo con las leyes vigentes, estas especies están incluidas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), por lo que está prohibida su adquisición, venta, puesta en venta, transporte o tenencia para su venta.
La Fiscalía sostenía que la acusada carecía de permisos o autorización administrativa que justificara el origen legal de las garras de oso y de los cráneos de otras especies protegidas que poseía o le permitiera comerciar con ellas. Por ello, consideraba que los hechos eran constitutivos de un delito contra la fauna. No obstante, el letrado Jorge García afirmó que «mi clienta sí poseía la autorización administrativa donde se justifica el origen legal de las garras de oso pardo. Simplemente no tenía conocimiento de que no podía comercializarlas en territorio español», puntualizó.
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El oso pardo está considerado como especie prioritaria en la Directiva de Hábitats. En España está protegido desde 1973 y aparece como especie en peligro de extinción en el Catálogo de Especies Amenazadas, lo que obliga a las comunidades autónomas a luchar por su recuperación.
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