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«¡En Asturies cabemos toes!» es el lema elegido este año para la celebración del Orgullo. Fiel reflejo de ello fue la manifestación que recorrió las calles de Gijón y en la que cientos de personas -800 según la organización- se unieron bajo la bandera ... arcoiris para «tomar la calle con nuestros colores, nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestras voces», porque «el Orgullo nos une, nos hace más fuertes y nos ayuda a seguir». A seguir existiendo, reivindicando, a seguir luchando por «construir un mundo más justo y vivible para toes». Y en ese camino, remarcaron una y otra vez, resulta fundamental lograr «una ley estatal y autonómica LGTBI que reconzca nuestros derechos y los blinde para que nuestras vidas no sean objeto de debate político». «Ya está bien de esperas: el momento es ahora», exigieron al llegar a la plaza Mayor.
Allí estaba la consejera de Presidencia, Rita Camblor, quien aseguró a EL COMERCIO que «estamos dando ya el último repaso al borrador y queremos presentarlo el mes que viene al Observatorio contra la LGTBIfobia para sacarlo a exposición pública y llevarlo a su aprobación al consejo de gobierno». ¿Se aprobará antes de que termine la legislatura? «Espero que sí, en eso estamos», confió.
«Hoy hay que celebrar, pero sobre todo reivindicar y no dar ni un paso atrás», opinaba la gijonesa Lucía Hurtado, de 27 años. Porque, como tras una de las primeras pancartas reflexionaban Mai Segador y Hugo Paco Solís, «en los últimos años ha habido un auge de movimientos en contra de quienes somos. No podemos dejarles pasar, debemos actuar como uno: esto es una fiesta, pero también debe ser un Orgullo crítico».
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De lo primero se encargó la carroza del 'Orgullín del norte': entre corales bailaban pulpos, buzos, medusas multicolores e incluso una sirena al ritmo de 'La revolución sexual', Rigoberta Bandini o el clásico de los Village People 'Macho Man'. Y lo segundo estaba en boca de todos los asistentes. A la comitiva que partió del Paseo de Begoña, encabezada por Xega y colectivos, asociaciones y partidos como Rede Educativa de Apoyu LGTBI+, Libres y Combativas, Llar Trans, Pacma, Ciudadanos y el PSOE fueron uniéndose otros participantes como los cordobeses Candela Grande y Pedro Montes, que celebraban «la naturalidad y la normalidad que se vive el Orgullo aquí».
A sus 57 años, el madrileño Pablo Solana pedía a los más jóvenes «que no bajen la guardia. Nos las prometíamos muy feliz, pero hay una involución en derechos que creíamos conseguidos hace muchos años». Frente a ello, nacen colectivos como Llar Trans, del que forma parte la de la avilesina María José González. «Como madre de un niño trans, exijo que haya una ley que lo proteja de tener que dar explicaciones en el colegio de por qué quiere que se le trate con un nombre y género concreto», pedía junto a Alistair, su hijo de 14 años.
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