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A las 9 de la mañana muchos opositores se personaron en el campus del Cristo, en Oviedo, para realizar el primer ejercicio del examen que podría valerles la plaza. MARIO ROJAS

«Nos jugamos media vida en una prueba»

5.042 aspirantes concurrieron ayer a las 398 plazas de maestro convocadas por la Consejería de Educación

Domingo, 19 de junio 2022, 04:18

Quedan apenas unos minutos para que empiece el llamamiento a examen y los opositores al cuerpo de maestros se sumergen nuevamente en sus apuntes como si ese último repaso contuviese el secreto definitivo de la plaza. Pero no es tan sencillo y ellos mismos lo saben. Muchos de los que se presentaron ayer repetían convocatoria. Otros acudían al examen por primera vez, pero a sabiendas de que sin los méritos el partido estaba perdido de antemano. La inquietud de unos y otros era palpable, y el sentimiento generalizado es, quizá un poco grandilocuentemente, que «venimos a jugarnos media vida en una prueba», como indicó un opositor sierense.

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En total, ayer se examinaron 5.042 aspirantes repartidos por distintos puntos de la región para optar a las 398 plazas convocadas de Primaria, Infantil, Inglés, Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje, Educación Física y Música. A las nueve de la mañana se abrieron las puertas de las distintas sedes en Gijón, Oviedo, Avilés y Mieres.

«¿A la tercera va la vencida, no?», comentaba ayer la avilesina Alejandra Gómez con una risa nerviosa. La última vez se quedó a tan solo unas centésimas de alcanzar la ansiada plaza y ahora, con más experiencia docente, volvolvía a intentarlo. «Siempre hay un factor suerte que no se puede controlar porque, aunque el examen te salga bien, el resultado depende mucho del jurado», coincidió la también avilesina Irene Fernández.

Un poco más tranquilo estaba Alfredo Jiménez que llevaba desde enero trabajando como interino en el colegio Buenavista de Oviedo. «Me he preparado mucho y vengo a subir nota», explicaba a las puertas de la Facultad del Cristo mientras, a su lado, otros compañeros intercambiaban zozobras e incertidumbres. Este maestro por vocación sabía que la experiencia jugaba en su favor. «Creo que es justo porque los interinos llevamos años demostrando nuestra valía en las aulas», apuntó.

Algo más derrotista se mostraba Nuria Gutiérrez, que acabó la carrera hace poco. «Creo en mis capacidades, pero estoy bastante desanimada. Somos muchos para plazas contadas y los baremos nos perjudican», añadió esta joven sin experiencia docente.

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Un cierto desánimo

La sensación mayoritaria entre quienes se presentan por primera vez es, precisamente, un cierto desánimo. «Hemos estudiado para nada», sostuvo el ovetense Pablo Cirisuelo que, pese a los nervios, prefirió acercarse hasta la sede para echar un vistazo al formato y probar suerte. En su caso, no confía demasiado en sacar la plaza y ya planea estudiar un máster en otra comunidad autónoma, consciente de que «sin méritos, los jóvenes nos encontramos en desventaja».

A Laura Maldonado lo que más le preocupaba era el exámen del próximo sábado en el que tendrá que exponer la programación, aunque el hecho de tener experiencia en el aula parecía reconfortarla. «Me siento mucho más preparada que cuando me presenté en 2019», contaba esta joven, natural de Tineo. Desde entonces, Laura ha trabajado en colegios de Oviedo y Cangas del Narcea, aunque, reconoció, ha sido difícil compaginar la labor docente con la preparación de las oposiciones. «Das clase por la mañana y por la tarde estudias, muchas veces a costa de tu salud mental», lamentó.

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También los representantes del cuerpo docente estuvieron presentes ayer en las distintas sedes para arropar a los aspirantes. Los sindicatos de educación coincidieron al señalar que la jornada había transcurrido con normalidad. No obstante, lamentaron una convocatoria de plazas, a todas luces, «insuficiente» ya que «repone jubilaciones, pero no soluciona los niveles de interinidad de casi el 30%».

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