Olas en San Lorenzo, donde alcanzaron los siete metros. :: ARNALDO GARCÍA

La mar invade el Muro con olas de hasta siete metros

Las mareas depositaron arena y ramas en el paseo durante la pleamar y obligaron a cerrar el paso a la playa por varias escaleras

Ó. PANDIELLO

GIJÓN.

Jueves, 24 de enero 2019, 02:19

El mar embravecido chocó una y otra vez sobre el Muro durante buena parte de la tarde. La violencia de las olas echó para atrás cualquier tipo de baño en las aguas cantábricas y, además, incluso obligó a que los paseantes tuvieran que andarse con ... ojo para que el agua no les alcanzara. No en vano, coincidiendo con la pleamar, las olas rompieron con violencia sobre la cara exterior del Muro, introduciendo agua en el paseo e incluso llegando a invadir el carril bici.

Publicidad

Esta pleamar coincidió a las 18.30 horas. En ese momento, los paseantes que circulaban por el paseo quedaron prendados con la estampa: móvil en mano, más de uno se atrevió a acercarse a la barandilla para filmar la violencia de las olas. A algunos desprevenidos les llegó a pillar el agua, mientras que los más rápidos se libraron tirando de velocidad.

La bravura de la mar quedó patente a través de las imágenes, los vídeos y, sobre todo, de las cifras. Así, según los datos de Puertos del Estado, la boya de El Musel registró en horario de mañana olas de hasta 7,23 metros. La altura significativa, un parámetro que refleja la altitud aparente del oleaje, resultó ser de cinco metros de altura, según estos mismos datos. Durante la jornada, asimismo, el litoral asturiano se situó en alerta naranja por mar combinada del noroeste. Para hoy, la previsión era algo más halagüeña, ya que la alerta amarilla estaba prevista hasta las 6 horas y, después, los avisos desaparecerían.

La violencia de las corrientes se tradujo en un agua marrón repleta de arena y restos vegetales. Los ríos arrastraron numerosos árboles caídos hacia su desembocadura y, después, estos acabaron sobre la arena o sobre el propio paseo. No en vano, durante varios puntos del día las escaleras más cercanas a El Tostaderu recogieron ramas enteras. En el propio paseo se tuvo que echar mano de los operarios de Emulsa para retirar la gran cantidad de arena que se depositó durante la jornada.

El Piles, que discurrió al máximo de su capacidad, a punto estuvo de desbordarse en varios momentos. Durante la pleamar, por ejemplo, las olas se introdujeron en la desembocadura del río y dejaron imágenes poco habituales a causa del gran caudal de agua.

Publicidad

El Club de Regatas

Uno de los enclaves privilegiados de la cornisa gijonesa es, precisamente, el Club de Regatas. Su emplazamiento, a pie de costa a escasos metros de la escalera 0, lo convierte en uno de los principales objetivos de las mareas más violentas. En este sentido, las instalaciones ya sufrieron daños de consideración en diversas ocasiones. Esta vez, según apuntan desde el club, el agua llegó a entrar hasta la zona de la antigua piscina. «Eran olas fuertes y casi llegan a la piscina nueva. Trajeron consigo algo de arena, pero no hubo que lamentar daños materiales», explicaron. Hace dos años, según recuerdan, los daños obligaron a realizar reformas importantes, pero por fortuna en esta ocasión el impacto de las olas no llegó a tanto.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad